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La huella de Jùlia Font

Correr. Un acto tan sencillo dirás, el más sencillo, ¿cómo es posible que pueda cambiarte la vida?

Jùlia Font.  Fotografía TGC2021 @escobedoheart
Jùlia Font. Fotografía TGC2021 @escobedoheart

Con mi juventud alguien se podrá estar preguntando, ¿Qué hace una chica de 27 años hablándome sobre su huella? ¡Con lo que le queda por recorrer! 

Pues sí, en parte te doy la razón. Pero en estos 26 años me ha cambiado mucho la vida y me gustaría contaros el porqué. Para hablaros de mi huella, me remonto a mis años en el cole, una niña inquieta con muchas dudas e inquietudes y siempre dispuesta a participar en cualquier actividad.

Recuerdo una conversación con mi madre, yo tendría 8 ó 9 años cuando me hizo la típica pregunta: ¿Qué te gustaría ser de mayor? Mi respuesta era variada y cambiante, pero le respondí que lo único que sabía es que quería un trabajo en el que cada día hiciera algo diferente. No me gusta la monotonía y ya no me gustaba entonces. No tenía una vocación clara tampoco en el instituto, me acuerdo que nos pasaban los típicos test para definir qué carrera estudiar. ¡Como si un test te pudiera dar la respuesta!

Busca aquello que te guste, lo que te haga feliz, pues la verdad, que no sabía hacia dónde tirar… Pero no sé en qué bendito momento, el correr se cruzó en mi camino. Lo que sí sé es de quién fue la culpa, de mis padres y de mi primo, Guillem.

Ellos fueron mis iniciadores. A los 17 años un golpe de suerte me cambió la vida. Empecé a correr para prepararme una competición de mi pueblo junto con Guillem y ya no he parado. No me imaginaba que mi vida giraría en torno a ello. Y aquí os presento mi huella, correr.

 

Correr. Un acto tan sencillo dirás, el más sencillo, ¿cómo es posible que pueda cambiarte la vida?

 

Un acto tan sencillo dirás, el más sencillo, ¿cómo es posible que pueda cambiarte la vida? ¡Qué exagerada! Pues sí, así es. A partir de este momento empecé a estudiar Ciencias de la Actividad física y el Deporte, me fui a Font Romeu a estudiar y a entrenar en la montaña, allí viví una de las mejores etapas de mi vida, mejoré como corredora y empecé a trabajar como entrenadora.

Hoy, después de ganar en experiencia y crecer, crecer demasiado rápido, jeje, escribo mi huella desde Valencia, la ciudad que me cambió la vida, atléticamente hablando, donde encontré a mi entrenador, Toni; trabajamos por un sueño, llevo 9 años corriendo, pero he madurado como atleta en estos últimos 2 años. Ya sé qué es lo que me hace feliz, correr, pero esto no aparecía en ninguno de los test que me pasaban en el instituto.

Un camino difícil pero que vale la pena, no sabemos qué nos deparará el futuro, pero disfrutar del camino y rodearte de gente increíble hará que todo lo difícil sea más fácil. Y aquí dejo mi huella, haciéndole honor a mi último tatuaje, inspirado en las palabras de un atleta francés que me marcaron: “a veces en la vida estamos más que preparados para algo, pero fallas y ese momento no llega, es ahí donde tienes que seguir insistiendo, porque con trabajo duro, dedicación, focalización (y un poco de suerte) todo llegará, cada uno tiene su momento”.

 

 

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