Comencé a correr con 7 años, es decir, llevo más de dos décadas disfrutando de este maravilloso deporte. La forma que tengo de tomármelo actualmente es muy distinta de cómo me lo planteaba hace unos años.
He pasado de ser ambiciosa en campeonatos de España y carreras internacionales, a preferir aportar mi granito de arena en un proyecto y compartir aquello de lo que más disfruto con los demás. Para mí, es mucho más satisfactorio salir a la montaña para sentirme libre, desconectar y recargar pilas, que verme en los primeros puestos de una carrera.
Lo que realmente me ha marcado el camino a seguir, a pesar del esfuerzo que ha conllevado, han sido la felicidad y las oportunidades que este deporte me ha brindado. El recorrido todos estos años no ha sido fácil. Como cualquier otro deportista, me las he ingeniado para conciliar el deporte con mis estudios (y tengo que seguir haciéndolo para compaginarlo con mi trabajo), he tenido rachas de lesiones de esas que te hacen pensar en tirar la toalla, me he perdido momentos familiares, he tenido que decir que no a ir a fiestas con mis amigos; y así podría continuar con un largo etcétera.
Lo que realmente me ha marcado el camino a seguir, a pesar del esfuerzo que ha conllevado, han sido la felicidad y las oportunidades que este deporte me ha brindado.
Pese a todo, he de decir que me considero una gran afortunada. Mi familia siempre me ha apoyado y se ha volcado al 100% en ser mi sombra allá donde he competido. Tengo compañeros de entrenamiento que son mis mejores amistades. Con mis entrenadores (Ramón Zapata y José Luis Mareca), he tenido siempre una relación uña y carne y sin ellos no habría llegado a conseguir mis logros. Y si todo esto no fuera suficiente, cuento con el apoyo de un equipo del que cualquiera desearía formar parte, el Wild Trail Project, con el apoyo de Nike Trail y 226ers.
Siempre te queda la curiosidad de saber dónde estarías ahora mismo si hubieras elegido otro camino. En mi caso decidí apostar por estudiar Medicina y dar lo máximo posible en lo deportivo en lugar de dedicarme exclusivamente a correr y competir. Quizás, si hubiera tomado la vía alternativa, hubiera ganado más carreras o estaría ante proyectos deportivos más ambiciosos. Eso es algo que nunca podré saber. Sin embargo, de lo que estoy segura es que no me arrepiento en absoluto de las decisiones que he tomado. Y es que, por supuesto que estoy orgullosa de todo lo que he conseguido a nivel deportivo, pero todavía lo estoy más de todo lo que he conseguido a nivel personal.
Recientemente, he alcanzado mi primera gran meta profesional, por lo que me planteo: ¿Y ahora? ¿Por qué no marcarse un objetivo deportivo? No descarto, por ejemplo, iniciarme en nuevas modalidades de carreras de montaña o probar con la maratón. Así que, quién sabe los senderos que recorreré en los próximos años.