Aneto, Perdiguero, Posets y Perdido en 24 horas. Mencionar estas cuatro montañas son palabras mayores. Por si solas son el propósito de cualquier montañero y si las unimos tendremos de un gran desafío que supone cuatro días de intensa actividad montañera, utilizando refugios para dormir y reponer fuerzas. Ahora bien, si la apuesta es ascender los cuatro picos en un solo día, hablamos de un reto dirigido a corredores alpinos de primer nivel. Ese es la idea que Javier Rodríguez Bodas llevaba tiempo pensando y que el pasado domingo, 26 de julio, hizo realidad estableciendo un tiempo de 24 horas, 3 minutos y 47 segundos, que a partir de la fecha será el objetivo a batir de futuros aspirantes.
Como comentaba Javier el día previo, “se trata de un recorrido muy exigente que no solo implica correr rápido, hay que avanzar por eternas pedreras, caos de grandes bloques, aristas expuestas, trepadas, tramos de glaciar, neveros… en un ambiente de alta montaña con grandes desniveles y zonas en las que es fácil perder el trazado”. Según sus estimaciones, “aproximadamente el 35% del recorrido es más o menos ‘corrible’ mientras que el restante 65% es terreno técnico en el que hay que desenvolverse con agilidad y fuerza, tanto en las fuertes subidas como en las bajadas más técnicas”. Un reto a la altura de grandes alpinistas y atletas como Javier Rodríguez Bodas, con primeros puestos en todas las modalidades del UTMB y en diferentes temporadas del circuito de la ISF. También compitiendo como miembro del equipo madrileño de esquí de montaña. A lo que hay que añadir su vertiente de entrenador y técnico de esquí de la FMM y la FEDME.
Se trata de un recorrido muy exigente que no solo implica correr rápido, hay que avanzar por eternas pedreras, caos de grandes bloques, aristas expuestas, trepadas, tramos de glaciar, neveros… en un ambiente de alta montaña con grandes desniveles y zonas en las que es fácil perder el trazado”
Recorrido bien estudiado
Tras varias salidas previas buscando el mejor trazado de enlace entre cumbres y familiarizarse con los senderos e hileras de hitos para no perderse, pues una parte importante del recorrido transcurre de noche, el reto quedó plasmado sobre el papel. Javier tenía su plan bien diseñado y como equipo de apoyo contaba con Carlos Galera (acompañante en el Aneto y el Perdiguero), Antonio Alcalde (acompañante de Chisagües a Monte Perdido) y Maribel Martín de la Iglesia (logística, seguimiento y avituallamientos). Los tres, corredores y esquiadores de montaña con un contundente palmares deportivo. Solamente quedada pasar de la teoría a la práctica y ver si, como pensaba Javier, era capaz de romper la barrera de las 24 horas.
Javier puso en marcha el cronómetro en el parking de Plan de Senarta a las 6:53h (no quiso utilizar el bus lanzadera hasta el puente de Coronas), hizo cumbre en el Aneto, bajo al Hospital de Benasque, se adentró en el valle de Remuñe hasta alcanzar la cima del Perdiguero, descendió al refugio de Estós, pasó por la cumbre del Posets, patinó por sus neveros en busca del refugio de Viados, siguió el GR-11 hasta Pineta y tocó el vértice geodésico de Monte Perdido poco después del amanecer, a las 6:57h. En total, ¡24 horas y tres “sarcásticos” minutos!

La frontera de las 24 horas
Tras concluir la aventura, Javier comentaba con buen humor: “dentro de lo que cabe físicamente me encuentro bien, exceptuando el machaque de los pies y un golpe que me he dado con un bloque en el tibial”. “Sonaba bien bajar de 24 horas pero sabía que era difícil… por eso después de 110 km y 9.500 m de desniveles positivos, quedarte a tres minutos te deja con una risa floja. El cronómetro no entiende de ‘peros’… pero si que es cierto que de no haberme perdido de noche un par de veces antes de entrar al glaciar de Monte Perdido la barrera se las 24 horas habría caído. Así hay más motivación para quienes quieran repetir este reto”, apunta Javi.
* Fuente: Miguel Caselles / Fotos: Carlos Galera y Antonio Alcalde