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Leadville 100: origen, historia, recorrido y filosofía

La mayoría del recorrido se realiza por encima de los 3.000 metros de altitud en las montañas rocosas

Daniel Sanabria

Leadville 100: origen, historia, recorrido y filosofía
Leadville 100: origen, historia, recorrido y filosofía

Leadville es una de las carreras de 100 millas más legendarias de los Estados Unidos que se celebra desde 1983 en las montañas rocosas de Colorado. Su particular origen se encuentra en la disparatada idea de un aficionado a la ultradistancia que propuso su creación para proyectar la imagen del pueblo y reflotar la economía local. Y así fue. Al principio le tacharon de loco, pero pronto aquel insensato reto de Kenneth Chlouber se convirtió en realidad. A la primera edición, cuando en Europa la gente no corría ni por las calles, se presentaron 45 deportistas.

Desde aquel día la carrera no ha cambiado demasiado. Eso sí, se ha modernizado. Esponsorizada por La Sportiva, forma parte de varios prestigiosos circuitos de ultramaratones americanos y recurre al clásico sistema de sorteo de dorsales para asignar las plazas disponibles en cada edición. La demanda es alta y eso que el dorsal no es precisamente barato: 315 dólares. Uno se entera de que ha sido aceptado cuando ve en los movimientos de la cartilla bancaria que esa cantidad se ha eliminado de su cuenta. De lo contrario, hay que esperar una nueva oportunidad.

El trazado de la Leadville 100 es el típico americano, con muy poco desnivel positivo (solo 5.000 metros entre la salida y la meta) y pistas montañeras que permiten alcanzar buenos ritmos en casi todos sus tramos. Eso si lo permite el oxígeno disponible, ya que el recorrido presenta una altitud de entre 2.800 y 3.800 metros. Por algo dicen que es La carrera que cruza el cielo. Son 50 millas de ida y otras 50 de vuelta por los mismos senderos, cruzándose los participantes entre sí una vez alcanzado el pueblo de Winfield, ecuador del itinerario.

El tiempo límite establecido para llegar a meta es de 30 horas. Hay que correr. Aquí de poco vale ir andando. Los finishers reciben en meta una hebilla de plata. Los que logran bajar de 25 horas reciben una hebilla de oro. Para cumplir con el desafío todos los corredores, tanto los de elite como los amateurs, pueden disponer de un equipo de acompañamiento de 4-5 personas e incluso un coche donde llevar todo el material necesario, comida, bebida, etc. Todos ellos, incluso el vehículo, debe portar el dorsal del atleta en cuestión.

Leadville 100 fue también escenario del primer ultramaratón que contó con atletas tarahumara. Hay que remontarse a 1992, cuando por entonces su intermediario, Rich Fisher, les convenció para que abandonaran las barrancas del cobre mexicanas y acudieran hasta Colorado para batirse con los atletas yanquis. El experimento no salió bien. Ninguno de los cinco indios logró completar el recorrido por la falta de adaptación al país y al terreno.

Al año siguiente Rich Fisher regresó a Leadville y, esta vez sí, los tarahumaras dominaron las primeras posiciones de la clasificación. Ganó Victoriano Churro, con 52 años. Y en la edición de 1994 se impondría Juan Herrera, otro de los atletas tarahumara mejor preparados para las largas distancias, que además lograba el récord del circuito con un tiempo de 17 horas y 30 minutos, una marca que permaneció vigente durante ocho años. Tras él llegó en segunda posición la californiana Ann Trason, para muchos aficionados la mejor atleta de montaña de la historia. Desde 1994 ninguna mujer ha logrado correr más rápido que ella las 100 millas de Leadville. Su crono de 18 horas y 6 minutos sigue como récord en el palmarés.

En categoría masculina el récord es de otro atleta legendario, el americano Matt Carpenter, con un tiempo de 15 horas y 42 minutos logrado en el año 2005.