Si eres consumidor/a habitual de reviews de zapatillas, en cualquier tipo de medio y formato digital, habrás visto en la sección de comentarios, la siguiente pregunta: “...¿y qué tal agarra esa suela en roca mojada?”.
¿Verdad que te resulta familiar? Posiblemente tú te lo hayas preguntado.
Entendiendo esa pregunta dentro de un contexto, ante unas dudas muy generalizadas, el responsable de responder a esa cuestión sabrá intuir qué es lo que quiere saber su interlocutor, ya que es muy usual confundir el término agarre con adherencia.
Para no caer en malos entendidos, vamos a ver las diferencias entre ambos conceptos, y cuándo es conveniente utilizar uno u otro, con el objetivo de saber -y entender- qué zapatilla necesitamos, llegado el momento de ir a nuestra tienda habitual, o acudir al e-commerce de cabecera.

Para empezar, debemos conocer la definición de ambos vocablos según la RAE:
- Adherencia: Unión física, pegadura de las cosas. Resistencia tangencial que se produce en la superficie de contacto de dos cuerpos cuando se intenta que uno se deslice sobre otro.
- Agarre: Asir fuertemente.
Como ves, hay matices y diferencias importantes. Pero, para resumirlo de forma entendible, podríamos decir que:
- Adherencia, sería la resistencia que ofrece una suela sobre el terreno, y por lo tanto, la capacidad que tiene para contener un supuesto deslizamiento o patinazo.
Mientras, al decir agarre, deberíamos referirnos a:
- La capacidad que tienen los tacos de una suela para sujetarse (asegurar) con fuerza.
Y aquí, en estos matices, es donde encontramos las diferencias esenciales en cuanto a concepto.
¿CUÁNDO HEMOS DE UTILIZAR UN TÉRMINO U OTRO?
Por ejemplo, si lo que necesitamos es una zapatilla para terreno embarrado o muy suelto (descompuesto), tanto en tierra blanda, como en hierba o en zonas donde se concentra mucha hojarasca, lo que nos interesa es que la zapatilla tenga AGARRE, porque lo que buscamos, es que la suela nos sujete con fuerza, y lo que nos va a proporcionar seguridad, va a ser la tracción, el arrastre, la retención.
¿Ves? Aquí ya tenemos un punto del check-list solventado.
Si nuestro interés es tener percepción de seguridad sobre roca o piedra mojada, sin sobresaltos causados por resbalones o patinazos, lo que necesitamos es que la suela de nuestra candidata ofrezca ADHERENCIA.
Por ejemplo, en superficies de pizarra mojada, o granito muy pulido (aquel que vemos especialmente brillante), el agarre no es determinante, porque estamos sobre una superficie de enorme dureza, donde el taco no penetra (nulo margen de acción en ese sentido), y por tanto, lo relevante es la manera en que dicho compuesto se adhiere a ese plano.
Ten en cuenta una cosa: según el tipo de piedra o roca que tengamos que pisar, es posible que ni siquiera los compuestos más prestigiosos consigan darnos una total garantía de éxito en la trazada, pues entre la superficie y la suela, se interpondrán diversos elementos (granitos o partículas de arena, agua con lodo, arcilla..), que serán responsables de causar un resultado similar al que tendríamos si pisamos pequeñas canicas o bolitas de rodamiento, dejando nuestra zapatilla “incapacitada”, sin medios de maniobra en esa gestión.

SABER “ENTENDER” UNA SUELA.
¿Cómo podemos saber qué zapatilla necesitamos tan solo con darle la vuelta y mirar el diseño de la suela?.
Fíjate, en el caso que necesitemos una zapatilla para terreno roto y dañado, lo que tendremos que tener en cuenta, es que observando el taqueado, lo primero que nos venga a la mente, sea una sierra o cuchillo, es decir; que el taco sea anguloso, con aristas bien marcadas, no necesariamente muy espaciado, y a ser posible, que su diseño sea direccional (que la parte delantera de la suela tenga una distribución tipo cuña a favor del sentido de la marcha, y a la inversa en el talón para proporcionar retención).
Una altura o saliente del taco en torno a los 4-5 milímetros sería correcta.
Con menor altura quedaría inhabilitada su capacidad en este tipo de terrenos, en detrimento de un excelente comportamiento en terrenos duros, y rocosos (menor altura implica menor flaneo y deformación sobre la marcha, en terrenos de gran solidez).
En el caso de que nuestra zona habitual de entrenos y salidas sea preferentemente embarrada y blanda, deberemos dar prioridad al agarre (como he comentado anteriormente), escogiendo un diseño de taco más alto y separado.
Separado para que no se colapse en la primera zancada, de modo que la capacidad para desprenderse del espeso elemento sea elevada. Para ello, de forma habitual, la base de la suela, entre taco y taco está granulada para evitar que el lodo se nos quede pegado.
La altura aconsejable se situará por encima de los 6 milímetros, ya que lo prioritario es que penetre en el barro.
Para este tipo de terrenos, la dureza (densidad) de la suela puede ser alta, ya que lo primordial, es precisamente el agarre, más que la adherencia, y aquí vemos claramente el significado -relevancia-, y las diferencias entre ambos términos.
En referencia a densidad del compuesto, parece contradictorio, que para ser utilizado en barro, el compuesto deba mostrar cierta dureza, pero tiene todo el sentido; te sorprendería el enorme poder de abrasión (ergo desgaste), que produce esa mezcla de agua y tierra en una suela.
Afortunadamente, desde hace unos años, fabricantes como Salomon ofrecen el mismo modelo, con dos tipos de suela, Soft Ground (para superficies grasas), y Hard Ground (terrenos duros y compactos), para tener el producto más específico, de acuerdo con nuestras necesidades.

TENER BUEN AGARRE Y MALA ADHERENCIA, ¿ES POSIBLE?
La respuesta es SÍ. Una suela puede ofrecer un taqueado que muerda el terreno pero que por la composición química de la suela, ofrezca poca adherencia.
Y ojo, porque de forma contraria, puede suceder lo mismo. Podemos tener una suela con gran adherencia, pero mal agarre. Simplemente por el diseño.
Evidentemente, lo deseable es que una suela aúne las dos características. De hecho, viene siendo el Santo Grial de los fabricantes desde hace años, e insisto, para que se dé esa circunstancia, tiene que haber una mezcla química adecuada en sus componentes, y un diseño acertado en el taco.
Con estas pequeñas directrices, espero que a partir de ahora, puedas tener tus ideas más ordenadas, para hacer tu compra correctamente y disfrutar “ahí fuera”, porque el material es un medio, no un fin.
Lo que buscamos es disfrutar de nuestro entorno de la forma más segura, con el objetivo de tener buenas experiencias, que al final, es lo que importa.