Dicen que estamos en la “época del cambio” (y no me refiero a Trump...jeje). Ahora mismo existe un boom de carreras de montaña, y por tanto un boom en la organización de las mismas, porque según dicen algunos, es una forma fácil y rápida de hacer dinero. También estamos justo en el punto en el que unas carreras se mantienen y otras desaparecen. En algunos casos, la justificación que se da (y lo que se comenta en los corrillos) es que esto ocurre porque no existe un número suficiente de inscritos, y como consecuencia el evento se suspende. Y quizá la verdadera explicación sea que para el supuesto organizador es una forma de escapar del marrón que se le avecina: contratación de seguros, plan de seguridad, servicios médicos, avituallamientos…, y así un sinfín de cosas que de no existir se traduce en que la carrera sería de ‘alto riesgo’ para los participantes por la falta de medios.
En otros casos, las pruebas se suspenden por falta de apoyo institucional. ¡Halaaaa! Al final siempre el supuesto organizador queda como la víctima, bien por falta de apoyo “público”, bien por falta de permisos. En mi opinión, no puede ser un cambio político, el calentón de una persona o el de un grupo de amigos el causante de que no se organice un evento, y en este caso dicho evento es una carrera por montaña, y por todo lo que implica tiene que hacerse en condiciones.
Por otro lado, ‘dicen’ que existe gente que organiza una carrera sin seguros, con un 100% de voluntariado en la organización, sin tener una “empresa asociada” (lo pongo entrecomillado porque quiero referirme bien a un respaldo público -gobiernos y demás- o bien a uno privado) y a un costo muy bajo para las inscripciones, porque sin todo lo necesario y contando con voluntarios no tienen nada de gastos, no se pagan los impuestos correspondientes... así que todo va directamente a la saca.
¿Y que nos queda? Que de cara al público general, cuando una buena organización cobra una inscripción, y ésta es elevada (según algunos) y con ese dinero además de todo lo que hay que pagar (seguros, permisos, avituallamientos...) contrata personal para que todo se lleve a cabo de la mejor forma y con la mayor seguridad posible de cara al corredor, ese señor no es un organizador, sino un estafador.
Opino que los corredores van buscando un mínimo de servicios: una buena señalización, seguridad en carrera, evacuación en caso de accidentes, localización rutinaria y en casos de emergencia, avituallamientos en condiciones (más o menos abundantes en cuanto a comida y bebida, ya que en carreras de semi-autosuficiencia eres tú el que debes llevar lo necesario, pero que existan). En mi caso, y les hablo desde la experiencia, porque soy corredor y porque he estado dentro de una organización haciendo de voluntario en los avituallamientos, marcando recorridos y recogiendo señalización, he podido ver cómo la gallina de los huevos de oro para algunos está dejando de poner huevos y para otros ni siquiera llegó a ponerlos.
En fin, que lo importante es que todos tenemos la capacidad de elegir a dónde vas y en qué carrera te metes. Por otro lado también he de decir que existen corredores que exigen que se porten con ellos como si fueran a un hotel de cinco estrellas, queriendo pagar por uno de dos, y eso... tampoco es así. Creo que si la organización publica los servicios que prestan antes, durante y después de la carrera, y tú eres consciente de ello en el momento en que realizas la inscripción, ya sabes de antemano las condiciones de esa carrera y puedes elegir si continuar con el proceso de pago o no.
Pues eso, que aquí dejo el debate abierto y espero no herir sensibilidades. Sólo he querido dar mi humilde punto de vista.