Con apenas 25 años ganó el Ultra-Trail du Mont Blanc. Es el primer nombre de mujer que aparece en el palmarés de la emblemática prueba francesa. Nos remontamos al año 2003, cuando esta joven americana inició una exitosa trayectoria atlética que perduró a lo largo de diez temporadas. En Estados Unidos ha hecho podio en todas las pruebas prestigiosas de 100 millas y logró romper el récord de la mítica Hardrock. Es una pionera del trail. Mejor dicho, del ultra-trail.
En la remota aldea de Bow, perteneciente al estado de Washington (EEUU), una inquieta niña de pelo rizado correteaba hacia todos lados a finales de los ochenta. Pronto empezaría sus estudios en grado 7, el primero de los cursos de la escuela secundaria americana. Allí eso de las carreras empezó a ser algo más serio que un juego de críos. “Recuerdo bien aquella etapa en el instituto. Dividía el año en dos partes para hacer competiciones de campo a través en invierno y atletismo en verano”, nos dice en una entrevista que mantuvimos con ella poco después de completar el Lesotho Ultra Trail en diciembre, carrera que ya forma parte de su extenso palmarés de pruebas de larga distancia finalizadas. “En la Universidad me pasé al atletismo en Pista Cubierta, y no fue hasta el último curso cuando empecé a entrenar para un ultra de montaña”.
Resulta extraño imaginar a Krissy dando vueltas al tartán de un pabellón deportivo, pero así fue hasta que se topó en el camino con unos chicos de la Seattle Running Company, un grupo de aficionados a las carreras a pie que le habló por primera vez de esto. “En realidad, mi trayectoria deportiva ha seguido una progresión muy natural”, asegura. Parece como si le restara importancia al hecho de haber completado su primer ultra con veintipocos años. Dice que en aquella etapa concentraba todos sus esfuerzos en formarse física y mentalmente. Una formación que, sin ser consciente, empezaría a dar sus frutos pocos años después.
La Chuckanut 50 es una prueba de 80 kilómetros que se celebra en la ciudad portuaria de Bellingham. Fue el primer ultra que completó Krissy. Hoy, mucho tiempo después, ella es la directora de carrera. Suena a cuento, pero es una historia tan real como que está preparando a conciencia este 25º aniversario para que nada falle el próximo 18 de marzo. “Estoy poniendo todo mi corazón y alma para hacer un evento inolvidable para la gente. La Chuckanut 50 fue mi primera carrera y deseo compartir esa experiencia con los corredores y los voluntarios que participan cada año. Es un evento impresionante”, asegura desde un punto de vista muy poco imparcial.
Pocas mujeres como ella pueden estar tan preparadas para organizar una competición de ultradistancia en montaña. Estamos hablando con una deportista que atesora más de 100 carreras de ultradistancia en su currículum. Ha ganado muchas de ellas. Muchísimas. Echa la vista atrás y se siente orgullosa por todo lo conseguido. Ha conocido el mundo a zancadas y, sobre todo, a mucha gente que ha sido muy importante en su vida. “Pronto me di cuenta de que esta disciplina era la mejor para mí y todo el esfuerzo que puse en llegar a ser una buena atleta se me ha devuelto en forma de personas, de amigos con quienes comparto esta afición. También con la recompensa de todos los lugares maravillosos que he podido recorrer con el único poder de mis piernas”, asiente agradecida.
Histórico triunfo en Chamonix
La llegada de Krissy Moehl a la elite del trail fue vertiginosa. Apenas unos años después de correr aquella Chuckanut 50 decidió viajar a Europa y probar con una carrera que por entonces pocos conocían. Fue un experimento que consistía en circunvalar el anillo de los Alpes. Los que lo organizaban le llamaron Ultra-Trail du Mont Blanc. Krissy no lo sabía, pero estaba a punto de convertirse en leyenda viva de este deporte. El primer nombre de mujer que aparece en el palmarés de la mítica carrera francesa es el suyo. “No fui consciente de eso hasta que pasaron varios años. Recuerdo que en aquella primera edición el trazado era de 155 kilómetros, unas 93 millas, algo más corto que el actual. Nunca había corrido tanto tiempo seguido. Fue maravilloso conocer aquellas montañas, una experiencia inolvidable. Recuerdo que me quedé asombrada por la cantidad de gente que había. En las carreras que yo hacía junto al Pacífico apenas éramos un centenar de personas y allí en Chamonix había más de 600. La salida, en aquella plaza y con tanta gente a mi alrededor, fue abrumadora”, nos relata con detalle como si hubiera sucedido ayer mismo.
Y prosigue: “Recuerdo estar cerca de mi marido –ahora ex marido– y de Topher Gaylord (por entonces máximo responsable de la compañía The North Face en Europa). Nos daban la opción de terminar en Courmayeur, en Champex o dar la vuelta completa y llegar de nuevo a Chamonix. Yo misma terminé sorprendida de mi fortaleza al hacer el recorrido entero, fui una de las pocas que lo logró”. Llegó la primera, con un tiempo de 29 horas y 38 minutos y metiendo más de dos horas a la segunda clasificada. “No fui consciente de la importancia de la victoria hasta verlo después en los medios de comunicación, fue muy divertido”, apunta.
La melancolía le asalta recordando aquel verano del año 2003. Fue muy caluroso, nos dice. “Mucha gente fue hospitalizada y hubo incluso personas que murieron en aquellas semanas por la ola de calor. Mi marido y yo habíamos viajado a Francia con lo mínimo. Allí compré unos guantes y un gorro, pero no fue suficiente. Acabé pidiendo prestada una camiseta de algodón a un voluntario y unos pantalones a un corredor. Todavía me acuerdo de su nombre, Ludwig. Ahora sé lo importante que es ir preparada y con todo el material obligatorio”, dice con simpatía Krissy.
La década prodigiosa (2003-2013)
Aquel día en Chamonix nacía una de las mejores corredoras de ultra-trail del mundo. Tras el éxito europeo empezaron a llegar los americanos, en su tierra, con su gente. Especialmente emotivo fue el logrado en la Wasatch Front 100, donde marcó un crono de 23:49 convirtiéndose en la mujer más joven en bajar de la mítica barrera de las 24 horas. “Además, técnicamente aquella fue realmente la primera vez que corrí 100 millas, ya que en el UTMB fueron algunas menos. Si te digo la verdad mi objetivo era estar entre las cinco primeras, y al final fíjate”, explica. “Estas dos grandes experiencias me convencieron de que la primera vez que corres una distancia superior a tu límite, lo importante es llegar”, apostilla. Lo dice una mujer que corrió para llegar y se llevó dos oros para casa. La criatura empezaba a crecer.
Pero si hubiera que destacar un año en su vida deportiva, seguramente sería el 2005. En aquella temporada, con 27 años, completó el famoso Grand Slam of Ultrarunning, el circuito que abarca 4 de las más prestigiosas pruebas americanas de 100 millas: Western States, Vermont, Leadville y Wasatch Front. Venció en Vermont, fue segunda en Leadville, tercera en la Wasatch y cuarta en la Western. “Aquel año mi objetivo estaba claro: ser la más joven en completar el Grand Slam y también la segunda más rápida, solo por detrás de un icono del deporte como era en aquel momento –y todavía– Ann Trason”, nos dice Krissy.
Ya conocida en todo el país, en los años venideros todos los organizadores querían tenerla en su carrera. Mientras, seguía ampliando su palmarés. Logró una triple victoria en la Leona Divide 50 (2006, 2007 y 2009) y otro prestigioso triunfo en la Hardrock 100 de Colorado con record incluido. En el 2009 regresó de nuevo a Europa, al Mont Blanc, donde empezó a escribir su leyenda. Las cosas habían cambiado mucho desde aquella edición de 2003. Ahora, en la línea de salida miraba a su lado y veía a otras experimentadas corredoras como Lizzy Hawker (por entonces ya bicampeona del UTMB) o Mónica Aguilera (segunda en el 2007). Había competencia de la buena. Pero dio igual. Krissy volvía a imponer su ley y firmó una de las mejores actuaciones que se recuerdan de una mujer en el Mont Blanc. Fue undécima de la general, rompió el récord femenino y marcó un crono de 24:56 sacando más de una hora de ventaja a Lizzy. Aquel día compartió protagonismo con Kilian, que un rato antes entraba en la misma meta sumando su segundo UTMB. Un día inolvidable.
Tan solo una carrera se le ha resistido a la atleta de Washington. Es la Western States que tanto preparó a conciencia en aquella temporada de 2009. “Hice un esfuerzo enorme y tenía la esperanza de ganar, pero no fue posible. Lo volví a intentar en el 2012, y aunque mi tiempo en casi una hora, solo pude ser cuarta”, se lamenta. Es quizá la única espinita que tiene clavada cuando echa la vista atrás y analiza su brillante currículum, donde destacan sus dos últimos grandes triunfos: San Diego 100 (año 2011) y Ultra Trail Monte Fuji (año 2013).
‘Prepárate para tu primer ultra’
En aquel gigante asiático puso el broche de oro a una década prodigiosa inolvidable. El deporte le ha dado mucho más de lo que podía imaginar cuando hacía 800 metros en pista en aquellos primeros años de Universidad. “El trail running me lo ha enseñado todo sobre la montaña, el clima y la preparación física. Han sido lecciones con las que he ido creciendo y madurando como persona”, comenta.
Ahora Krissy le da más importancia a su labor como entrenadora. Numerosos atletas del país la solicitan para pedirle planes de entrenamiento y ella disfruta esta labor casi tanto como la de correr en el monte: “Me encanta hablar con mis clientes por teléfono y por email. A día de hoy son mis mayores activos y siempre trato de transmitirles responsabilidad”, confiesa. En esta etapa más tranquila de su vida también le ha dado tiempo a escribir un libro: ‘Prepárate para tu primer ultra’. En su caso, ha debido de ser como escribir una autobiografía.