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La mente es poderosa

Para que la mente sume, debes entrenarla

Patricia Ramírez

La mente es poderosa
La mente es poderosa

La mente es poderosa: quien la controla está en ventaja frente a otros corredores con entrenamientos, talentos y preparaciones similares. Tu cabeza no te convertirá en Kilian, pero sí permitirá que saques el máximo rendimiento a tanto esfuerzo y a tu talento natural. Pero para que la mente sume, debes entrenarla. Aquí tienes el plan.

Coge papel y lápiz: practica estas 5 claves

Pensar es una conducta anárquica, escribir es una conducta organizada. Si quieres provocar un cambio relacionado con la gestión de tu “carrera interior” necesitas entrenarlo por escrito. Escribir favorece el aprendizaje. Así que los consejos que vienen a continuación se convertirán fácilmente en hábitos en tus entrenamientos y competiciones si los trabajas previamente con papel y lápiz.

1. ¡Divide y vencerás!

Pensar en acabar 100 km a priori nos puede parecer algo tremendo. En la línea de salida piensas que quieres convertir tu sueño en realidad, que te has preparado muchísimo, ¡pero que quedan cien kilómetros por delante! Divide el objetivo. Cien entre diez son diez. Decide diez temáticas diferentes para pensar en ellas. No corres una carrera de cien, corres diez carreras de diez. Durante los diez primeros kilómetros puedes concentrarte en repasar tu técnica: la zancada, la pisada, el braceo, el mentón, tu mirada fija, el cuello, etc. Los diez siguientes kilómetros, en los que ya estás metido en carrera, puedes dedicarlos a sentir. Olores, paisaje, sensaciones, tu fuerza o la temperatura que hace alrededor. Habla contigo mismo en términos intensos, motivadores, fuertes “estás bien, te sientes fuerte, puedes hacerlo, este es tu sueño”. Y así hasta completar diez temáticas.

2. Pensar es gratis, tanto en negativo como en positivo.

Muchas de nuestras emociones dependen de cómo interpretamos lo que ocurre a nuestro alrededor. Si has decidido correr esta carrera, no te cuestiones en ningún momento con dudas del tipo ¿qué hago aquí? ¡Qué vas hacer, pues correr! Los pensamientos de duda, los que focalizas en sensaciones negativas o cuando verbalizas que estás cansado y que no puedes más, condicionan el foco de atención de tu mente.

No se trata de que te hables en términos hiperpositivos como pensar que “la vida es de color de rosa, y con lo que cansadito que estoy qué feliz que soy”. Sólo de que elijas aquellos pensamientos, reflexiones, frases que sean capaces de sumar en lugar de restar, de tirar de ti cuando te sientes débil.

La ambición, la garra, la capacidad para sufrir y salir airoso no es cuestión sólo de tu preparación física. Si fuera así, todos los que estáis preparados conseguiríais la meta. Necesitas manejar un idioma motivacional, con palabras contundentes, decisivas, potentes y motivadoras. “Soy un crack, merezco estar bien, puedo superarme, el reto es para mí, mi mente es poderosa, tengo fuerza, mucha fuerza, soy capaz, soy grande, venga, va, va, va, claro que puedo”. Elabora las tuyas, con tu vocabulario, repítetelas en los entrenamientos para que cojas confianza con este ejercicio. Si no prácticas en los entrenamientos los ejercicios mentales, no tendrás un hábito ni pertenecerán a tu rutina deportiva cuando salgas a competir.

El tipo de pensamientos que tienes en tu cabeza es algo que eliges tú. Pensar es gratis. Solo tienes que decidir a quién das paso en tu cabeza y a quién no.

3. ¿Por qué estás aquí?

No pierdas de vista tu motivación, tú sueño o tú objetivo. No sólo luchas por llegar al final, sino por disfrutar del camino. Antes de salir a correr haz una lista de todo lo que te motiva de la competición. No sólo es cruzar la línea de llegada, también es superarte, comprobar tus límites, disfrutar del paisaje, del compañero que participa contigo y que lucha por lo mismo, tener sensaciones físicas no experimentadas, recuerda también los valores en los que te educa tu deporte, como tu capacidad para soportar el agotamiento y la disciplina. Es importante que busques tú porqué y que no lo olvides. Te preparas por y para algo. Una motivación muy clara es que correr se convierte en tu filosofía y estilo de vida.

4. No metas todos los huevos en la misma cesta.

Un peligro que corre el corredor, tanto de ultrafondo como cualquier runner de ciudad, es la obsesión por correr. Si tu vida sólo es correr, si dejas de practicar otras aficiones, si te obsesiona lo que comes y el número de horas que descansas, si todo gira en torno a una sola cosa, puede que algún día sufras el síndrome de “burnout”, o que una lesión te haga sentir deprimido y vacío por no poder correr. Las personas equilibradas y felices tienen un poco de todo en sus vidas. Una copita de vino, una cena con amigos, levantarte tarde…aunque sea un solo domingo al año. Dale equilibro a tu vida, no te conviertas en dependiente de la carrera.

5. Fantasea.

Vas a pasar muchas horas pensando. Y a pesar de tener tu carrera dividida en tramos de diez en diez, siempre habrá momentos en los que tu mente vuele. Déjate llevar, disfruta de tus batallas, de verte como un héroe por la montaña cumpliendo sueños. Deja que tu mente sea la de un niño e imagina mil batallas. Concentrarte consiste en focalizar la atención en algo, para desatender todo lo que pueda torpedearte: la dificultad del camino, la fatiga o alguna molestia. Fantasea con el entorno y date cuenta de que estás en una película, la que tú elijas, la película de la que eres protagonista. Así conseguirás desviar la atención de lo que resta para concentrarte en lo que te permite seguir corriendo tranquilo.