comitium

Desde Helsinki a Ribera

Martin Fiz participará el próximo 14 de septiembre en Ribera Run Experience

Luis Arribas. Fotos Mikael Helsing y Teresa Sánchez

Desde Helsinki a Ribera. Martin Fiz participará el próximo 14 de septiembre en Ribera Run Experience. Foto Mikael Helsing
Desde Helsinki a Ribera. Martin Fiz participará el próximo 14 de septiembre en Ribera Run Experience. Foto Mikael Helsing

Pisas mal con diecisiete años y la lesión dura un día. Pero te metes con cincuenta y cinco en una carrera con piedras y barrancos y tu cabeza solamente piensa en no cascarse algo. Seriamente. Y que pares un año entero. Con cierta edad no nos tomamos de cachondeo los plazos ni el tiempo. El incombustible Martín Fiz se inscribía ayer a la Ribera Run, para tirarse hora y media por el fértil valle del Duero, corriendo por sendas entre pinares, vegas de ríos y viñas pedregosas. Dicho de otro modo, volará su imaginación en carrera entre no calzarse una galleta y romperse algo y su otro hobby: correr muy deprisa.

Las altas velocidades son marca registrada del universo Fiz. El 14 de septiembre podremos celebrar con él unas bellas bodas de plata. También brindar con un Ribera y quizá preguntarle el porqué de esa longevidad a todo trapo. Y es que se cumplen 25 años de uno de los grandes momentos mediáticos en el atletismo español: el Campeonato de Europa de Helsinki de 1994. Proporcionó imágenes como Tomás de Teresa haciendo un bronce bestial en 800m o los títulos de Fermín Cacho en 1.500m y Abel Antón en 10.000m. Pero sin duda se recuerda el Europeo de Helsinki por las tres medallas del maratón español con Alberto Juzdado, Diego García y Martín Fiz

Desde Helsinki a Ribera

Martin Fiz rememora el triplete español conseguido en los Europeos de Helsinko. Foto Teresa Sánchez

Volviendo a lo de romperse la crisma de mayor, el eterno Martín saldrá indemne. Apuesten que sí; es como un gato con varias vidas extra. Tiene la suerte de contar con un físico excepcional. Trae las piernas endurecidas por el monte, no crean. Camino, barro y hierba han sido un medio de entrenamiento habitual. Corrió tanto cross que probablemente su cerebro todavía le esté mandando señales de cómo levantar las rodillas frente a otro repecho. Y no será porque no ha pasado tiempo.

Porque Martín Fiz es del sesenta y tres. Cuando yo corría en infantiles él ya era un junior importante que salía en los periódicos haciendo top 10 en los mejores escenarios de Europa. Fue sexto en una versión añeja de los Mundiales de Cross sub18. Por tanto, no hay que preocuparse por que se desmorre al tropezar con la raíz de una cepa. Irá sobrado porque el maravilloso recorrido ribereño, Duero adelante, no es un sendero técnico ni cruel. Fíjense si es poco cruel que los avituallamientos están situados en bodegas de esa zona de vinos de lujo. Por cierto, Fiz  brindaba ayer con una copa de Protos. Es una señal de que no desdeña lo bueno pero me suscita una duda: si se detendrá en alguno de esos avituallamientos que surten la prueba y que nutren al participante de esos placeres de la vida. Yo creo que dejará las mezclas para la cena posterior. Pueden bombardearle con preguntas así en sus redes sociales: es un tuitero que no rehuye los trapos. 

Visto con perspectiva, este tipo de recorridos trail a la americana son ideales para la transición de corredores hacia el campo y montaña. Fiz creo que ya no estará para hacer el cabra pero ese escalón le da para correr bien hasta que cumpla los noventa. Está disputando en la actualidad maratones en ruta con ritmos que le permiten estar el 44º del ránking español del año. Durante décadas –esta pequeña barbaridad me la permito escribir como casi coetáneo suyo- corría corto y a ciento ochenta pulsaciones. Imaginemos ahora con qué facilidad tomará las pistas arenosas y las curvas entre viñedos. Su pulso de trabajo está forjado durante horas y cada día es más frecuente ver atletas de élite reconvertidos a distancias más largas y formatos más cómodos como esta Ribera Run. 

Por añadidura los trails a la americana (o a la vallisoletana) son también un patio de recreo fantástico para los que levantamos los pies menos que hace treinta años. Pero decirlo así sería políticamente incorrecto así que vamos a llevarnos bien.