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Crónica de Penyagolosa Trails por Yeray Durán

Un final épico del corredor canario

Yeray Durán

Crónica de Penyagolosa Trails por Yeray Durán
Crónica de Penyagolosa Trails por Yeray Durán

Pasados unos días de la carrera y aún recuperando “las patas”, aquí va la crónica de mi última ultra: Penyagolosa Trails. En 2018 esos senderos serán visitados por lo mejorcito de cada país, ya que será el escenario del Mundial de Carreras de Montañas (RFEA-ITRA) y por tanto sede de todas las selecciones.

Llegó el día. Son las 00:00 del viernes 21 de abril. La pista de atletismo de la Universitat Jaume I de Castellón reúne a los 600 corredores que nos lanzamos a vivir la aventura de la  CSP. Por delante nos esperan 115 km con casi 5500 m de desnivel positivo.

Nada más dar el pistoletazo de salida empezamos a correr a ritmo de maratón: ¡Ay madreee, esto pinta ser la tónica que se va a llevar en carrera!. Aunque deseo y espero equivocarme. Ya me habían advertido de que el principio de la carrera era muy rápido y que debía vigilar el ritmo del comienzo para que no me pasara factura más adelante.

En una bajada justo antes de pasar por el primer avituallamiento situado en el pueblo de Borriol (km 8), la rama de un arbusto me tapó la luz del frontal y al intentar apartarla no vi dónde pisaba y alaaaa...no llegué al suelo pero me doblé el tobillo. ¡No me lo puedo creer! ¡No se me puede complicar desde ya la carrera! ¡Si acabo de empezar! ¡Pensamiento positivo Yeray! Poco a poco irá pasando el dolor... Y rezo porque así sea, aunque en el fondo parezco un “mil leches” cuando le pisas y sigue caminando medio cojo...jejeje...

Peeeero, no queda otra,  así que voy aguantando el dolor camino del km 23 donde se encuentra el siguiente avituallamiento, La Bassa de Les Oronetes. Por el camino localizo a mi equipo de asistencia y les grito: en el próximo avituallamiento necesito REFLEXXXXX!, ¡como si de un producto milagroso se tratara y me fuera a arreglar el tobillo sobre la marcha!.

En La Bassa de Les Oronotes pasan en cabeza Didrik Hermansen, Minoru Yoshihara y Fulvio Dapit, y unos 3 minutos por detrás vamos un grupo de 7-8 corredores entre los que nos encontramos Alex Fraguela, Remi Queral, Sebas Sánchez, Timothy Olson y yo. Aquí realizo una rápida asistencia (unos 30 segundos con Reflex incluído) y continuamos la marcha hacia el avituallamiento de Les Useres (km 32), al que llegamos en unos 50 minutos.

En Sant Miquel de Les Torresselles (km 41), Didrik Hermansen pasa destacado en primera posición, 5 minutos por delante de  Fulvio Dapit y Minoru Yoshihara y a 8 minutos por delante de Alex Fraguela y de mí. Seguimos  estando unos 7-8 corredores  muy agrupados tras el grupo de cabeza. Son ya casi las 4 de la madrugada y hace mucho frío, llegando incluso a estar el termómetro en algunos puntos a temperaturas bajo cero, y llegando a sentirte cual muñeco de nieve en las zonas expuestas debido al viento que soplaba. Y lo confieso:¡habíamos planeado la carrera pensando que haría un “calorazo” que pasaría mucha factura a lo largo del día!.

Antes de llegar al siguiente avituallamiento, Atzeneta del Maestrat (km 47) pasamos a Minoru Yoshihara y Fulvio Dapit. Le preguntamos al primero si estaba bien, pero la verdad, no entendimos “ni papa” de su respuesta, en japonés claro. Como vemos  que tiene buena cara y que caminaba bien  no dudamos en ningún momento en que llegaría al pueblo. El asiático había decidido tirar  con el grupo de cabeza casi desde el km 23 junto Didrik y Fulvio, pero no sé si era muy consciente de cómo tiran estos dos y que fácilmente lo podían pasar de vueltas.

Seguimos en carrera juntos mi compañero Alex Fraguela y yo. Hacía dos semanas que había hecho un rápido entreno en la zona y sabía que desde Atzeneta hasta  el siguiente avituallamiento, Benafigos, había que gestionarse bien, sobretodo comer, hidratarse y no pasarse de ritmo.

 Al llegar a este punto me surgen dudas acerca de si coger o no los bastones, ya que  primero viene una buena bajada en la que sé que no los voy a usar, pero a continuación se encuentra una de las subidas más duras de la carrera. También pienso que en la subida el terreno no es lo suficientemente limpio para sacarle el máximo provecho a los  bastones, así que finalmente decido no cogerlos.  

En esta bajada Alex se me escapa. El dolor del tobillo después de la torcedura  en el  km 5 no me genera confianza bajando y no me atrevo a apretar. En la siguiente subida voy cogiendo “mi ritmito” y sé que le voy recortando porque  en la oscuridad la luz  de su frontal  me va proporcionando la referencia de su posición. Tampoco puedo despistarme mucho porque Timothy viene por detrás y se está acercando.

Antes de llegar a  Culla cojo a Alex, cruzamos unas palabras y me pregunta si queda mucho de subida (¡amigo, se hace larga esta subida ehhh!) y lo paso. En Culla ya está amaneciendo, dejo el frontal y decido no quitarme aún la camiseta interior ya que aunque Lorenzo está saliendo sigue “el pelete” (frío en canario).

Continúo la marcha sabiendo que en el punto que está después de Culla, Sant Bertomeu (km 80), no tengo asistencia  externa, pero sí existe un avituallamiento donde puedo (y debo) parar a coger agua, ya que está saliendo el sol y hay que hidratarse bien. Antes de llegar a Sant Bertomeu me pasa Timothy Olson. Lleva buen ritmo pero yo no quiero apretar más de la cuenta. Decido seguirlo y no adelantarlo pensando en que no quiero que un esfuerzo ahora me pase factura después en la última parte de la carrera.

En el siguiente avituallamiento, Vistabella del Maestrat (km 88) la asistencia me proporciona referencias sobre los corredores que llevo por delante, sobre todo Timothy, y los más próximos por detrás.  Alba me dice: Timothy ya lo ha adelantado, pero si aprietas un poco coges a Didrik que ha entrado 3 minutos antes que tú en el avituallamiento. Pero al entrar lo veo allí sentado, así que salgo segundo del avituallamiento y Didrik sale justo detrás de mí aunque no llevaba muy buena cara.

A partir de este momento sabía que la carrera dependía de mí y  de mi ritmo, así que como dice mi Team Manager de Buff: Yeray, pilla la "marcheta". Cojo mi gorra Buff de la TDS (por eso de las supersticiones, la buena suerte y esas cosas... ¡y porque el calor ya aprieta!) y salgo  a luchar por ese segundo puesto aunque sin tirar la toalla de poder coger a Timothy. Pero siendo realista sólo me quedaban 27km para meta y lo que no quiero hacer es apretar al máximo y después “petar” y perder 7 posiciones, ya que soy consciente de que no estoy  en mi mejor momento de forma. Tras el parón de la Transgrancanaria sólo llevo  4 semanas de entrenos. Así que es cuestión de ser inteligente y lo que toca es hacer bien la carrera. 

En poco más de 1 hora paso por Xodos donde tengo  la última asistencia  externa antes de meta y cojo lo suficiente para “no petar” en las últimas subidas. Sólo quedan 18km…me dicen. Y pienso: Sólo 18?????!!! Con 97km en “las patas” y con un calor de justicia, 18 km son muuuuchoooos!.  Pero voy con mucha alegría ya que me encuentro con fuerzas y buenas sensaciones, y sobre todo, voy  muy concentrado. 

Paso  por el avituallamiento de Mas del Collado (km 104) sin parar ya que tengo suficiente agua y comida y sé que a 7km del final se encuentra otro avituallamiento donde puedo coger “un pizco de agua”  para enfilar la meta.

Empiezo la subida por una pista de 3 ó 4 km con un desnivel potente y para mi grata  sorpresa ¡aún tengo fuerza en las piernas para correrla un poco!  ¡Y por fin cojo esos 3 últimos kilómetros dirección al Monasterio de Sant Joan de Penyagolosa!

No me podía fiar de hacer una bajada muy tranquila porque como dice mi amigo Zaid Ait Malek: la carrera se gana bajando. Y yo no la quería “perder bajando”, así que  aprieto mientras voy encontrándome en este último tramo con varios corredores de la MIM (la modalidad de 66km que había  salido de la pista de atletismo de la universidad a las 06:00). 

A 1 km de meta Alba me da referencias de Remi Queral y de Jose Esteban Martínez que vienen apretando por detrás, teniéndolos en el último punto de control de tiempo (Marcen) a 6 minutos. Es entonces cuando “abro el gassss  a topeeeee” para no llevarme ningún susto. Tengo la experiencia de Lavaredo 2015 donde yendo en segunda posición, en el último avituallamiento me paré confiado a hablar con los voluntarios y me adelantó el tercero. (Adivinanza: si te adelanta el tercero... ¿en qué puesto te quedas?...pues eso.)

Y...tras 12:45:34h....¡objetivo conseguido!

Tengo que dar las gracias a mi equipo de asistencia formado por Alba y Tere, ya que “clavaron” las asistencias en los avituallamientos. Éste es un punto muy importante para mí, y parte esencial tanto antes como durante la carrera.  Nos propusimos hacer las asistencias rápidas, por debajo de los 2 minutos, y todas lo fueron, incluso alguna de menos de un minuto. ¡Parecía la Fórmula 1 pasando por boxes a toda máquina! Además, agradecer que cuando  modificaba sobre la marcha algunas cosas que teníamos previstas ellas lo solventaban al instante.  A veces no les damos la importancia que merecen y cuando eres tú el que haces alguna asistencia te das cuenta de que a veces ¡es casi tan duro como correr la carrera!

En esta ultra tenía dos objetivos claros. El primero era ir sumando kilómetros y coger ritmo de carrera de cara a las próximas competiciones del “centro de la temporada”, verano, pero forzando un poco la máquina y conseguir así ese puntito de “apretar”. En las últimas ultras que había hecho tenía la sensación de haberme acomodado a un ritmito alto en el que iba cómodo, y creía que me faltaba ese “puntito de sufrimiento” para dar lo mejor de mí. El segundo objetivo era llevar una buena estrategia nutricional ya que siempre ha sido mi “caballo de batalla” en las ultras, debido a que he  tenido muchos  problemas estomacales en carrera.

Con un buen equipo de trabajo para ir limando estos problemillas, en Penyagolosa conseguí  llevar durante toda la carrera un ritmito más alto que en las anteriores, eso sí, sin “pasarme de rosca”, pero con esa sensación de incomodidad que me hizo dar lo mejor de mí. Pude aguantar estoicamente gracias a los entrenos de calidad que me planifica Estrella (Tuicoach), donde voy “sacando la lengua”, y al triatleta Víctor del Corral, que cuando me junto con él para hacer series me lleva con el cuello más que estirado (jejeje). También conseguí llevar una buena alimentación y sobre todo hidratación, punto clave en  esta carrera por el calor que se preveía durante el día. Tenía la voz de Anna  y Aritz (mis nutricionistas de Elikasport) grabada en la cabeza: Yeray, tienes que  beber mínimo 500ml a la hora. Tienes que ir bebiendo y comiendo de forma continua y no sólo en los avituallamientos... Y Alba y Tere me lo repetían religiosamente en cada asistencia por si me olvidaba. No perdí el positivismo y la ilusión a pesar de algún mal momento que pasé en carrera gracias al trabajo que estamos haciendo con mi tocayo Yeray Fernández (Psicosport Canarias), al que conozco de hace mucho ya que compartimos muchas horas de juego en el frontenis cuando éramos pibitos.

En esta carrera  me  di cuenta de que el trabajo que  realizamos para la Transgrancanaria 2017 no fue “en balde”, y que sirvió para Penyagolosa.  La pena es que parece que estos últimos años la Transgrancanaria se me está atravesando. En 2014 unos dolores abdominales me dejaron “clavado” en carrera, en 2015 me quemé los pies 15 días antes de la carrera, y este año un golpe en la rodilla entrenando 7 días antes (y que deseaba no fuese nada) me dejó la rodilla hinchada y dolorida. ¡Lo importante es que sigo teniendo la misma ilusión que el primer día por hacerlo bien en mi tierra!

Con la satisfacción del trabajo en equipo bien hecho quiero darles las gracias a todos y decirles que nos vemos el próximo 10 de junio. Siguiente parada: Tenerife BlueTrail. ¡Allá vamos!