comitium

Pocos Besos

Sobre el carisma del DesafíOSOmiedo

Gobitu. Fotos: Issiphoto.

Pocos Besos
Pocos Besos

El pasado lunes era una fecha señalada en el calendario, en mi calendario por supuesto. Pero estoy seguro de que también en el de otros muchos centenares de personas que esperaban con nervios, con ilusión, con ansiedad y con cierto halo de amargor en algunos casos.

Celebrábamos el sorteo de plazas que daban acceso a participar en la cuarta edición del DesafíOSOmiedo, una carrera a la que tengo la gran suerte de pertenecer con un grupo de amigos, que no sin la gran labor de otras muchas personas en la sombra, conformamos esta gran aventura. Tras unos primeros años difíciles, podemos decir con absoluta rotundidad que somos una de las grandes carreras. No tendremos ni grandes presupuestos, ni grandes apoyos pero tenemos algo que no se puede poner en duda y no es otra cosa que Ganas.

Ganas de mostrar nuestra cultura, ganas de enseñar nuestra tierra, ganas de acercar mediante el deporte un trocito de nuestra vida. Eso es al menos para mí el DesafíOSOmiedo. Ya llevo unos años en este mundillo y cuanto más salgo de mi tierra, más orgulloso estoy de ella. Poder formar parte de este proyecto es de las cosas más gratificantes que recuerdo.

A pocos minutos de empezar el sorteo, que se iba a retransmitir en la televisión autonómica en directo, allí estaba rodeado de amigos, conocidos y demás personas que querían acompañarnos el próximo 30 de julio en Pola de Somiedo. Y estaba feliz porque era un pasito más hacia delante y era un trámite menos.

A los pocos minutos la sensación era distinta, un poco rara quizá. De todos esos amigos que se habían acercado para verlo en directo, algunos se quedaban fuera. No quería que eso fuese verdad, a pesar de que otras veces yo mismo había pasado por esa sensación con Zegama, Mont Blanc, Ultra Pirineu, en definitiva, con las grandes carreras. Y es que ahora tendré que acostumbrarme a esto. Los días siguientes al sorteo fueron más difíciles. Me iba enterando de más casos de personas a las que quieres que estaban pasando por lo mismo, me llegaban todo tipo de correos y mensajes de personas que quieren acompañarnos, que quieren estar allí, que quieren formar parte de la carrera pero también de algunos otros que parece que les jode que las cosas nos estén saliendo bien  y es que inevitablemente estoy en la organización de una de las carreras más bonitas que se pueden correr hoy en día.

1750 personas querían correr este año en Somiedo pero no todos  podrán correrla. 450 de ellos asturianos. Me duele en el alma todo esto porque quiero que corran todos pero es imposible ya que solo disponemos por imperativo legal de 600 plazas entre las dos pruebas. Ahora entiendo un poco más a Ainhoa y lo que tiene que vivir con Zegama. El año pasado lo viví pero no llegaba a entender la magnitud de lo que tenía entre manos.  

Y a todas esas personas que no sé muy bien por qué les fastidia nuestra bendita locura,  les sugeriría que se besen más porque como bien dice el señor Arguelles:

“Se fingen pánicos, se falsean diagnósticos, se refuerzan estereotipos, se aplazan insultos, se esconden doctrinas, se silencias derrotas y se redimen emblemas, es lo que toca. Yo prefiero hablar de besos, porque  pienso que en la sangre de los labios se esconde la temperatura del mundo. Nos besamos poco y apenas nos tocamos. Es como si antes nos besáramos para querernos y ahora lo hiciéramos para perder el miedo que nos tenemos los unos a los otros. Así que andamos a la deriva, sin intercambiar tantos besos necesarios y sin desprendernos del miedo. Desesperadamente buscamos aquello que nos separa  que parecen una carta mal escrita y con la dirección confundida. Sin duda alguna esta semana me di cuenta de que nos hacen falta más besos para este tiempo de marionetas, más besos palabra, más besos sinfonía, más besos encuentro, más besos vapor errante que nunca se termina”.