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Transalpine Run: un atracón de kilómetros, desniveles y sobre todo, emociones

Es la prueba por etapas y por parejas más famosa del mundo, y una de las más especiales que un corredor de montaña puede hacer en su vida

Por Elena Moro

©wisthaler.com
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La Transalpine Run es la prueba por etapas y por parejas más famosa del mundo, y una de las más especiales que un corredor de montaña puede hacer en
su vida deportiva. Siete días, tres países, dos corredores y un sueño común: ser finishers tras casi 300 km y 33.000 m de desnivel acumulado por las espectaculares montañas de los Alpes.

"Eres como una mujer perfumadita de brea, Que se añora y que se quiere, Que se conoce y se teme”… ¡Ay!… las poéticas palabras dedicadas al Mediterráneo de Serrat se me vinieron a la cabeza cuando me propuse correr por tercera vez la Transalpine Run. Y es que esta prueba por carreras y por etapas es quizás la carrera de montaña que más me ha llevado al límite física y mentalmente, y al mismo tiempo, la que más me ha llenado de experiencias inolvidables. La quiero por eso, pero también la temo… porque enfrentarse a siete días corriendo por los terrenos verticales de los Alpes alemanes, austriacos e italianos, sumando un total de 257,6 kilómetros, 16.446 metros de desnivel positivo y otros tantos de negativo, recorriendo una media de 40 km al día, no es precisamente un paseo, no... aunque la mayoría de los mortales que participemos la hagamos en modo CaCo (CaminarCorrer) y no sólo en Co.

Una de las carreras más duras del mundo, dicen. Por supuesto algunos rebatiréis esta máxima poniendo sobre la mesa las numerosas pruebas de ultradistancia actuales en
las que tienes que hacer esos 250 kilómetros de una tacada, y no repartidos por etapas con posibilidad de descansar, y que por ende, la Transalpine no es tan dura como la pintaban… Muchos me han hecho la pregunta de qué modalidad es más heavy, si la “non stop” o la versión por etapas, y no sé qué responder, primero porque no he corrido más de 90 km seguidos en un solo día, y segundo porque no me gusta medir las carreras por su grado de dureza. Me gusta valorarlas por aquello por lo que te aportan, no sólo deportivamente, sino, y sobre todo, personalmente, y la TAR en esto, amigos, es para mí la mejor del mundo. Lo que hace especial y única a esta prueba, además de los paisajes espectaculares, es que se hace por parejas. Al reto físico y mental de correr durante una semana a una media de casi maratón por día se une el de trabajar en equipo –algo casi contradictorio en un deporte marcadamente individualista como es el correr-, en un auténticoejercicio de compañerismo y generosidad.

Correr con alguien (hay que pasar los puntos de control juntos) supone aceptar tus debilidades y fortalezas y las de tu pareja, y al igual que hay tramos en los que tienes que caminar por una afilada arista, también hay que hacer equilibrios emocionales y ejercer de psicólogo o paciente según el estado de ánimo de cada miembro de esa entente. Y quienes superan la prueba y llegan a la meta más unidos que al principio, forjarán un vínculo especial para siempre entre ellos. Sé de lo que hablo…

©wisthaler.com 18 09 Goretex Transalpine 04 HA2 2863
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Una montaña rusa de emociones

La TAR es como un festín de esos pantagruélicos, un abundante banquete de kilómetros, desniveles excesivos y espectaculares paisajes que bien pueden colmar tu hambre y sed de montaña durante meses, pero sobre todo, es un atracón de emociones encontradas. Una montaña rusa que te lleva por todos los estados de ánimo durante una semana. Tu energía oscila arriba y abajo tanto como las pendientes alpinas por las que transitas. Bajas: los madrugones, los dolores musculares que se multiplican cada día que pasa, los malos pensamientos, las lesiones, el cansancio acumulado… Subes: los increíbles lugares que descubres a cada paso, la sensación de libertad, la complicidad con tu pareja y la
camaradería con el resto de participantes, provenientes de todas las partes del globo: Alemania, España, Italia, Finlandia, Argentina, China, Nepal o Rusia…
Y este es otro de los encantos de la Transalpine, fruto de la globalización, aquí no hay fronteras ni nacionalidades, sólo una comunidad que tiene un objetivo común: disfrutar de esos 7 días corriendo en equipo y llegar a la meta en las mejores condiciones posibles. Esta carrera crea lazos invisibles entre los participantes y te convierte en miembro de honor de un club internacional de runners que disfruta del sencillo hecho de correr por la montaña entre amigos, más que ser fanáticos de los récords y del tiempo. Esa es la esencia de la TAR, filosofía que no ha abandonado en estos 14 años de vida. La quiero, la temo… y la volvería a hacer. Y es que, os aseguro, que la Transalpine crea adicción. Keep on Running!


En 2018 que es cuando completé mi tercera TAR, la ruta cambiaba con respecto a las anteriores: la Ruta Este completamente rediseñada en 2016 (antes de 2016 la TAR alternaba una ruta Este con la Oeste) se ha adaptado aún más a las exigencias alpinas de los corredores y el nuevo director técnico que entró en 2018, Martin Hafenmair, que sigue siéndolo actualmente, esconde bajo su aspecto de ángelito una mala leche inusitada a la hora de diseñar los recorridos… Bueno, es broma.
Martin es un tío estupendo, que se curró los trazados de las siete etapas para hacerlos diferentes, realmente alpinos, bellos y disfrutones para los corredores, sin tener que pisar casi asfalto. Ascensos –y descensos- interminables, preciosos senderos por bosques de cuento, desfiladeros, pasos aéreos, glaciares, agua, roca, tierra… vistas que te dejan sin aliento y que te motivan a seguir adelante, que te dan las razones cuando te preguntas qué narices haces ahí… ¡Un auténtico paraíso para los amantes de la montaña! Aunque puede convertirse en un infierno (de los 570 equipos de ese año acabaron 467). Siete etapas en las que sales corriendo bajo los acordes del "Keep on Running”, el himno rockero de la Transalpine -compuesto especialmente para la carrera- y el “Highway to Hell” de ACDC.
Siete días en los que tienes que cumplir el “ABCD” de la TAR para llegar ser finisher: Andar-Beber-Comer-Descansar. Siete días en los que tu rutina se convierte en madrugar-correr-estirar-pastaparty- descansar. Siete días en los que estás en una burbuja, en un mundo aparte, en un SUEÑO.

transalpine-run.com/

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