7 horas 40 minutos. Ese es el "supersónico" tiempo que tardó el pasado 21 de junio Karl Ergloff en ascender al Denali, la montaña más alta de Norteamérica con 6.190 metros de altitud, y una de las más extremas del mundo. Establecía así un nuevo récord de ascenso rebajabando en más de dos horas el anterior crono que marcó Kilian Jornet en 2014: 9h 45'. La ruta que escogió fue la clásica del West Buttress: más de 26 kilómetros y 4.060 metros de desnivel positivo, subiendo a una media de 3,5 kilómetros y 500 metros de desnivel positivo por cada hora de ascensión. Si tenemos en cuenta que el común de los mortales suele emplear 9 horas sólo para llegar al Campo 4. En el techo de Alaska no sólo ha superado el récord de ascensión, también rebajaba por apenas un minuto el tiempo total de ascenso y descenso, que Kilian dejaba en 11 horas y 45 minutos. El catalán descendió con esquís en dos horas, mientras Egloff lo ha hecho a pie en un tiempo de 4 horas y 4 minutos.
El alpinista y corredor suizo-ecuatoriano está inmerso en su reto de batir los récords de velocidad en las cumbres más altas de los siete continentes. Ya ha conseguido cuatro: Denali, Elbrus, Kilimanjaro y Aconcagua, en estas dos últimas cimas también batiendo los récords impuestos por Kilian. Para completar el desafio todavía debe escalar la Pirámide de Carstensz, en la isla de Nueva Guinea, el Vinson, en la Antártida, y el Everest.
Hablamos con Karl por teléfono, aún en el aeropuerto de Dallas (USA) sin darle tiempo a llegar a casa. Su récord en el ascenso a la montaña más alta de América del Norte, en Alaska, quizá haya sido más sonado al haber destronado el anterior en las piernas de Kilian Jornet y con esta ya van tres las ocasiones que el ecuatoriano ha batido a Kilian en la velocidad de subir a otras tantas grandes montañas. Los que tenemos la suerte de conocer a ambos estamos seguros de que ninguno de los dos quiere saber nada de polémica, y así nos lo deja claro Karl en la conversación: "Es muy importante que la gente entienda que yo no voy detrás de los récord de Kilian. Él es para mí un súper referente y nos ha ayudado a todos, le admiro enormemente, todos sabemos el monstruo que es y sabemos que es el mejor corredor de montaña de la historia y está ayudando mucho al deporte". Nosotros también odiamos los fanatismos y crear polémica, así que estamos encantados de dar voz a un gran deportista y una buena persona como nos ha demostrado siempre que le hemos contactado y hemos requerido de su ayuda.
Hace unas semanas te vimos corriendo en Zegama, supongo que Zegama no tenía nada que ver con la preparación para un reto como el del Denali. ¿Cómo ha sido y cómo debe ser la preparación física para ello?
Tienes razón, no son exactamente lo mismo, pero hoy por hoy el atleta de trail necesita ser capaz de correr deprisa, y por esto precisamente es por lo que me he volcado últimamente en ello, en intentar mejorar en un terreno que no es el mío. Necesito ganar velocidad, medirme con el reto, mejorar mi técnica de carrera. En una palabra, ser más “atleta". Todo ello sin olvidar que mi deporte es el montañismo. Para correr en Zegama hicimos una preparación demasiado corta motivado por las congelaciones en los pies que sufrí en el Aconcagua. Sabíamos que no iba a llegar al 100%, pero no por ello quise cancelar esa oportunidad de vivir en mis propias carnes lo que significa correr allí. Era consciente de que iba a ser un arma de doble filo al querer correr rápido y que la realidad me pusiera en mi sitio, mostrándome que no era capaz de luchar en cabeza. Esto también disparó las críticas de algunos hacia mí diciendo que no era competitivo y que estas carreras no eran para mí. Yo lo trato de ver como una preparación para ir mejorando en mis sensaciones en las carreras. Ir a Zegama fue un pequeño riesgo al no aclimatar bien para el Denali. Hicimos muchos entrenamientos abajo para poder ir rápido. Luego tuvimos que plantearnos una aclimatación exprés en algunos de los cerros más importantes de Ecuador.
Yo no voy detrás de los récord de Kilian. Él es para mí un súper referente y nos ha ayudado a todos, le admiro enormemente, todos sabemos el monstruo que es y sabemos que es el mejor corredor de montaña de la historia.
¿Qué domina más en un récord como este, lo físico y lo mental?
El factor mental es muy importante pero yo creo que hoy también lo es en el trail. En pruebas de ultra todos tienen momentos en los que están al borde del calambre, de la necesitad de ir más despacio o incluso de parar… Y no pueden. En la montaña el factor mental se refiere más a miedos reales y objetivos: avalanchas, mal de altura, etc. Para un récord de velocidad en una ascensión por la longitud, por el ritmo, por el clima, por el terreno, a veces es más físico y otras veces es más de cabeza, cuanto más cerca de la cumbre estás, más importante es el factor mental.
¿Qué es más importante para un récord como este, ser un montañero que corre rápido o un corredor al que se le da bien la escalada?
Son dos mundos diferentes pero que se juntan cada vez más. Antes, las personas que iban rápido en las montañas eran los mismos montañeros rudos que tenían un físico imponente, personas que nunca corrían, pero que eran fuertes y caminaban rápido. El atleta no se metía en altas montañas. Yo estoy feliz de venir del mundo de la montaña y después haberme hecho corredor porque así conozco los riesgos, analizo mucho la climatología o la influencia de la altitud, y eso me da criterio para saber cuándo debo apretar e incluso hasta en qué temporada es mejor viajar. Esto no me hace mejor corredor pero siento que me da una ventaja en el sentido que el factor más importante es no perderle el respeto al medio. La velocidad se puede ganar en cualquier momento.
El alpinismo no me hace mejor corredor, pero siento que me da una ventaja en el sentido de que el factor más importante es no perderle el respeto al medio.
Este récord del Denali forma parte de un proyecto, ¿cuál será el próximo reto?
Denali es el cuarto récord del proyecto “Siete Summits", que está claro que es conseguir subir lo más rápido posible las montañas más altas de los 7 continentes y, si se puede, batir el récord. Hemos hecho ya cuatro y estoy un poco más tranquilo ahora porque sabía que este último iba a ser uno de los más difíciles o el segundo más difícil por su climatología, por la lejanía, por el terreno, por los glaciares… Ahora me faltan tres más: Pirámide de Carstensz (Oceanía), Monte Vinson (Antártida) y para terminar, Everest. Esperemos que pueda ser de aquí a dos o tres años como máximo, aunque dependo del tema económico.
Siempre te vemos metido en proyectos de grandes montañas, ¿no te motiva algún año centrarte y preparar una temporada en carreras de trail míticas?
Si por mí fuera me gustaría meterme aún más en proyectos montañeros. Las carreras de ultra no me gustan porque la verdad es que no quiero ser muy egoísta con mi familia. Para correr un ultra hay que pasar mucho tiempo día a día entrenando, haciendo tiradas muy largas y estar poco tiempo en casa. Tengo 38 años y este proyecto supone un enorme sacrificio. Esto nos lo planteamos hace ya 5 años y estaré volcado con ello hasta que lo termine.
Este año junto con Nicolás Miranda has hecho historia en la cara sur del Aconcagua. ¿Ha sido quizá el momento más crítico y duro de tu carrera como alpinista?
Sí, agradezco mucho que lo menciones empezando porque la sur del Aconcagua es una de las paredes más míticas del mundo con sus casi 3.000 m de escalada vertical en terreno mixto. Me gustaría enfatizar que es un proyecto de Nicolás y que fue él quien me lo propuso y ya que él me ha ayudado muchas otras veces, le dije que sí. No soy tanto de paredes pero bueno... Mi familia no estuvo muy de acuerdo porque todos sabemos la dificultad de esa pared, han sido muchas las personas que han perdido la vida ahí. Nos fue muy bien en 3/4 partes de la pared, fuimos muy deprisa pero en la última parte se nos metió el frío, nos perdimos y cuando volvimos a la ruta original el frío era terrible. Teníamos un plan b que era hacer un vivac, pero lo desestimamos porque sabíamos que así aumentaba el riesgo de congelaciones serias, así que decidimos tirar a la cumbre. Estas últimas cuatro horas fueron muy duras tanto física como mentalmente. Sufrí una congelación de grado 3 en ambos dedos gordos de los pies. También Nico estuvo al límite y ha sido la primera vez que sabíamos que había que salir sí o sí porque si no… La recuperación ha sido lenta y difícil.
Después de todo lo que se está hablando del Everest en estas últimas semanas y sin ninguna pretensión de entrar en polémica ¿Qué opinas de toda esta masificación y también de cómo lo están tratando los medios?
Sin duda alguna el Everest ahora mismo es un tema muy rebatible y controvertido. Hasta los años 90 solamente iban aquellas personas que querían hacer historia en su deporte y todas estaban muy preparadas. Ahora todo se ha comercializado mucho, lo que ha supuesto que vayan personas que no están tan preparadas, ni física, ni mentalmente para esa ascensión. Si te tengo que responder como guía de montaña para llevar a clientes al Everest, te diría que sí que estoy dispuesto pero no a cualquiera. Hay que ser consciente de a quién se lleva, de qué nivel físico tienen, no estoy dispuesto a arriesgar mi vida por esperar a esas alturas a gente que va muy despacio. Si te contesto como la persona que piensa en intentar batir un récord hay que ser muy inteligente y tenerlo todo perfectamente estudiado e intentar evitar masificaciones por las fechas. Siempre hay que velar por la seguridad de todos y nunca voy a poner en riesgo la seguridad de otros por pasar corriendo y poder resbalar arrastrando a otros. En la ascensión al Denali también tuve mucha gente en el camino hacia la cumbre. En este caso ha sido muy importante que hubiera gente en la montaña porque ellos han sido los testigos que han dejado claro que yo estuve allí. Los guardaparques me dijeron que ellos no certificaban récords, pero que las 380 personas que ese día estaban en la montaña me vieron pasar.
Siempre hay que velar por la seguridad de todos y nunca voy a poner en riesgo la seguridad de otros por pasar corriendo y poder resbalar arrastrando a otros.