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Leire Fernández: “Me encantan las discotecas pero no me he tomado un cubata jamás”

Entrevistamos a la joven corredora vasca, estudiante de fisioterapia y vividora empedernida

Daniel Sanabria. Fotos: Redbull.

Leire Fernández: “Me encantan las discotecas pero no me he tomado un cubata jamás”
Leire Fernández: “Me encantan las discotecas pero no me he tomado un cubata jamás”

No se puede estar más loca y más cuerda al mismo tiempo. Así es Leire Fernández, una jovenzuela que vive sus años universitarios como se debe: sin frenos. Estudia, corre, baila, viaja y sonríe, sobre todo sonríe. Se le caen las endorfinas. Quiere seguir haciendo deporte a los 50 años, jamás se ha tomado un cubata y tiene muy claro que su lugar está en la montaña junto a sus perros. El eslogan de su vida bien podría ser aquella famosa frase de Mafalda: “Comienza tu día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo".

¿Qué hace una chica de tu edad embarrándose en el monte en lugar de estar cerrando discotecas?

Pues ahora mismo estoy con un tema de Avicii y estoy muy arriba jajajaja... En serio, lo de correr en el monte es algo natural, me lo paso muy bien. Pero creo que lo importante es encontrar un equilibrio entre amigos, estudios, deporte, familia… Hay que sacar tiempo para todo. Y lo cierto es que siempre he podido hacer esto. Dicen que la cabra tira al monte… y yo siempre he preferido descansar un sábado para madrugar el domingo y marchar a los Pirineos.

Entonces no has pisado una discoteca en la vida, Hulio.

¡También me encantan, eh, me lo paso de puta madre! Tengo la cuadrilla de mi pueblo, la de Donosti, la de Bilbao, los de la universidad… Así que lo de cerrar discotecas, también. ¡Puedo compaginarlo todo! Eso sí, no he bebido un cubata jamás. Y ni una cerveza eh. Pero da igual porque eso no es incompatible con el hecho de salir de fiesta. Y claro, tus amigos te incitan: ¡pero bébete un cubata, chica! Jajajaja… Y les digo: el día que me aburra, os prometo que pruebo uno. Pero eso al final nunca ocurre. Entonces eso me permite salir a correr al día siguiente. Llego a casa a las tantas de la mañana, desayuno, duermo un rato y luego me voy al monte por la tarde con los perros.

Y ahí tus amigas dicen que estás fatal de la cabeza, ¿no?

Jajajajaja, has metido el dedo en toda la llaga. La verdad es que mucho no lo entienden. Intento explicárselo, pero nada. Ellas por ejemplo ven que salgo en medio de una ventisca o una lluvia torrencial y lo ven como un problema, como algo negativo. Para mi no, es otro paisaje. No ven esa parte bonita de la naturaleza que nosotros vemos cuando ocurre esto. Me encanta perderme por el monte, cambiar la ruta que tenías prevista… No entienden esa manera de disfrutar con el sufrimiento.

Ni tampoco entienden que te guste estudiar.

Lo que ocurre es que me encanta viajar a otras montañas o a las competiciones, donde te vas de casa un viernes y vuelves el domingo. Al final es bastante tiempo de transporte y eso me obliga a buscar huecos y lugares un poco especiales para seguir estudiando. Siempre llevo el frontal en el coche para estudiar, o en los refugios… Eso es lo que mis amigos no conciben, que sea capaz de llevar los estudios al día con esta vida. ¡Pero yo creo que es porque ellos no se saben organizar, jajajaja! A veces van a la biblioteca y aunque estén tres horas les cunden 15 minutos. Yo me pongo una hora con el libro y es una hora al máximo porque luego quiero estar con los perros, ir a entrenar…

Leire Fernández: “Me encantan las discotecas pero no me he tomado un cubata jamás

Leire Fernández: “Fisioterapia es una carrera que requiere de mucho tiempo"

¡Los perros! Esos animales son tu alma gemela…

¡Sííííííí! Me encantan, porque tienen una pureza y unos valores tan sencillos que disfrutan con lo que hay cada día, ya sean 4 kilómetros o 20. Lo felices que son con tan poco… Eso me encanta de ellos. Ni postureo, ni marcas, ni aparentar… Es todo real. Y competir con ellos es la hostia. Me entiendo hablando con ellos, saben si toca un sprint, o si es un entrenamiento o una competición muy importante. Lo sienten muchísimo y me encanta. En las carreras ve a otros perros también corriendo, se anima, yo le aliento, y es una locura. Bolt lo daba todo, todo, todo. Y claro, petaba… Recuerdo una carrera que tuvo una petada increíble; eran 5 kilómetros y a los 3 reventó. ¡Cómo me tiene que querer este perro para darlo todo así por mi! En otra ocasión, en el campeonato del mundo, llegó a la meta totalmente roto, con la cara llena de babas y de sangre, porque al estar tan cansado saca la lengua y se golpeaba con los colmillos. Dio el 120%. Se me puso la carne de gallina. En la meta le di unas salchicas como premio y no podía ni comérselas de lo cansado que estaba. ¡En la vida había rechazado comida! Esto es una vivencia muy difícil de explicar con palabras, hay que vivirlo para ver el valor real que tiene. En el canicross todo el mérito es de los perros, ellos son el 90% del equipo.

Aun así, no te prodigas tanto en competiciones de montaña.

Antes, cuando estaba en el instituto tenía más tiempo. Iba a Cataluña o Aragón y cada fin de semana hacía carreras, me lo pasaba genial, pero ahora en la universidad esto es otra historia. Y no solo la uni, también algunos cursos a los que me apunto. Fisioterapia es una carrera muy práctica, requiere de mucho tiempo y no puedo faltar a clase. No es igual que el profesor te explique en persona donde está un músculo, cómo se palpa y te vaya corrigiendo a que te lo pasen luego en apuntes.

¿Y se te da bien esto de la fisioterapia?

No solo quiero aprobar, también sacar buenas notas, porque así luego tengo más facilidad para elegir donde hacer las prácticas. Prefiero poder escoger yo, me gusta tener control sobre mis cosas. Me encantaría hacer las prácticas en algún lugar que me guste y para eso hay que apretar en los estudios estos años.

Y además eres muy joven para estar en competiciones cada semana, ¿no?

Tengo 20 años y mi cuerpo todavía se está desarrollando. Hay por ahí un ovario peleón que me da problemas al correr porque se me baja el dolor a la pierna. Se lo contaba al Aitá, íbamos a los fisios, pero no acertábamos con el problema. Entonces no me permitían correr. Empecé incluso a cojear un poco por el dolor y tomé una decisión personal: parar. Lo más importante es cuidar el chasis. Mi objetivo a corto plazo no es ganar la Copa del Mundo ni las Golden Series.

Piensas más a largo plazo.

Exacto, la idea es ir creciendo y poder seguir corriendo cuando tenga 50 años y hacerlo con buena salud. Yo quiero correr, disfrutar y si estoy a gusto en un entrenamiento alargarlo un par de horas más. Pero sí me ha tenido un poco preocupada este tema y por eso quise ir a muerte a atajarlo, para después relajarme y disfrutar con el deporte. Ya por fin encontramos lo que pasaba y ahora estoy muy contenta, sigo haciendo fuerza en el gimnasio y corriendo con los perros. Además, he aprendido bastante. En resumen, quiero ser una vieja que haga deporte jajajajaja.

¿Qué tienes pensado para el año próximo?

Pues quiero competir porque es algo que está en mi instinto, esa chispa de picarte con los demás me encanta. Tengo muy buenos recuerdos de la Traveserina, con todos los asturianos animándote, o de la Rialp Matxicots en Cataluña, o de la Mendi Erronka, que fue mi primer ultra. ¡Ocho horitas! Además, creo que para hacer estas carreras tampoco hay que estar super entrenado, sino tener una mente sufridora y disfrutar cada momento. ¡Esto sí que es pura droga y no el alcochol! Se lo explicaré a mis amigas…

Tienes miles de seguidores en las redes sociales. ¿Cuál es el secreto?

No hay secreto. Y más que seguidores son amigos. No es tanto mérito mío, ¡es todo gracias a mis perros! En serio, no lo sé, pero me hace mucha ilusión cuando me envían mensajes privados animándome mucho para que mantenga la cabeza fría. No son personas que solo te felicitan cuando subes a un podio –que eso es lo fácil–, sino cuando estás fuera de las competiciones, que tiene más valor.

Leire Fernández: “Me encantan las discotecas pero no me he tomado un cubata jamás

Leire Fernández posando en una sesión de fotos con RedBull, su patrocinador

La gente te quiere mucho. Eso tendrá una explicación. ¿No?

Yo creo que sí, pero no lo sé. Me siento muy querida y solo puedo dar un poquito de todo lo que recibo. Cuando estás en las carreras qué menos que regalarles una sonrisa o chocarles la mano cuando pueda. Supongo que hay gente muy buena en el mundo.

¿Tienes miedo a decepcionar?

No. Lo que sí tengo son las cosas claras: lo que quiero, con quien, donde… Ahora mismo me apetece seguir a mi aire, corriendo con mis perros en el monte. Ese es mi lugar y donde he encontrado mi espacio.

¿Cómo te ves con 40 años?

Con celulitis, las tetas caídas, patas de gallo, alguna verruga… Jajajaja. No, en serio, me veo con la misma ilusión por correr, en la misma línea que ahora y con ganas de seguir viviendo.

¿Tener un patrocinador tan importante como RedBull supone una responsabilidad o una presión a tu carrera?

Para nada. Y es sorprendente que una marca tan potente lo haga todo tan sencillo. Me encanta cómo llevan a sus atletas, su filosofía, me siento muy cómoda. Ellos no son de coger a un deportista que está despuntando y cuando se retire dejarle. Al contrario: prefieren fichar a atletas para crecer juntos y apoyarles en todos los momentos. Carlos es el Team Manager con el que yo tengo trato y es un tío super cachondo.

Entonces con tu anterior patrocinador parece que no fue tan fácil.

En su día hice una publicación en Facebook donde explicaba mis sensaciones y lo que yo sentía respecto a este tema y prefiero no entrar más a fondo. Yo sé lo que quiero, lo que busco y tal vez Salomon quería de mi otra cosa. Y hay que ser honestos.