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Blog de José Antonio de Pablo

La experiencia de "Depa" en el Aconcagua.

Redacción TrailRun

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¡VIVA LA GENTE!
Casi un mes ya lejos de casa, prácticamente cuatro semanas fuera y un buen ramillete de experiencias que vuelven junto a mí, sin facturar, en cabina, nada que declarar, como equipaje de mano, entrañable equipaje…

Pero si me dan a elegir de entre todo lo vivido, lo tengo claro, ninguna duda, me quedo con la gente, me llevo las personas, me guardo sus vivencias. Y de entre todas, me hace especial ilusión, aquí les presento a Don Andrés García.

Alma y memoria viva en la más prestigiosa compañía de guías del Aconcagua, la de Fernando Grajales, con cuyo fundador empezó a trabajar hace más de 30 años. Al pie del cañón, se pasa el día, sol a sol, en el depósito de la empresa en Penitentes, allá donde se recibe a todos los que buscan llegar a lo más alto del cerro durante la temporada de verano. Todo el mundo saluda, conoce y aprecia a Don Andrés. En el invierno del año 1933, en la ciudad de Mendoza nacía este gran hombre de montaña criado a los pechos de algunas de las montañas más elevadas del planeta. Andinista desde los 14 años, en su haber casi una docena de cumbres inéditas de más de 5.000 metros de altura, “andinismo de exploración” lo llama él, “había que ir hasta dos o tres veces antes para estudiar por dónde se podría llegar a la cumbre, hasta que lo acabábamos consiguiendo”. Mientras todo eso, una única vez estuvo en la cima del Aconcagua y sin exploración, por la vía normal. Con tantas montañas alrededor sin pisar aún “no había tiempo” para subir al Centinela de Piedra. Y, en cambio, algo de lo que más orgulloso se siente, no vayan a creer, como que no tuviese currículo para presumir el caballero, es de trabjar en la empresa con un guía que lleva más de 50 cumbres “Ulises Corbalán, con sus 51 Aconcaguas, es para mí una gran satisfacción y un orgullo enorme poder formar parte de la misma empresa que alguien como él”.

No precisa de lentes para leer la letra pequeña repasando imágenes y recuerdos que guarda en el disco duro de su portátil, otros están en su ágil memoria, como aquel día que dentro de Parque, entre Horcones y Confluencia, se cruzó con un tipo que se parecía enormemente a Reinhold Messner… “Y resultó que era Messner”.

Guía de trecking y alta montaña, jefe de seguridad en Cerro Penitentes, técnico en avalanchas… Cada invierno aún se pone las tablas para hacer sus travesías y comprobar el estado de la nieve. Ha visto de todo por estas latitudes: “clientes que se han tirado en ala delta desde la cumbre, otro en bicicleta, alguno que ha logrado hacerse con la pared sur en menos de 24 horas. En los años 80 teníamos 4 expediciones por temporada, ahora entran con nosotros más de 1.500 personas; antes todos alpinistas, hoy en día… no tanto”.

Le brilla la mirada al hablar de sus 7 siete hijos, 3 de ellos, repartidos entre Cataluña y Andorra “ayer mismo estuve hablando con ellos, ¡Qué buen invento esto del Skype!”.

La de Don Andrés es tan sólo una más, tan solo uno de esos recuerdos con nombre y apellidos que me llevo pegados al pecho, muchos más han sido los que han convertido este viaje en una experiencia más, en un ejemplo más de lo que de verdad importa y nos hace ricos, la gente. ¡Viva la gente!

CON USTEDES, UNOS AMIGOS
Son insondables los caminos de las montañas, y allí dónde menos te lo esperas te encuentras con amigos y conocidos sin siquiera saber que están allí. Algo así me ha pasado en estos días en el Aconcagua y alrededores.

La primera sorpresa la tuve el miércoles, después de hacer cima, aún con el cansancio impreso en el rostro y con las piernas que apenas me tenían en pie tras el rápido descenso desde cumbre al campo base en Plaza de Mulas. Apoyado como podía en los bastones veo cómo se acerca, con marcha decidida y directo a mí, un tipo de esos que, por su cara de tío majo, sabes que le vas a coger cariño en cuanto te cruces dos palabras con él. Más cerca descubrí en su cuello el buff oficial de la penúltima edición de la Zegama Aizkorri… ¡Eso, cuanto menos, es señal de que es un tipo con suerte!

Les presento a Raimundo Nus, argentino de Pergamino, provincia de Buenos Aires. Residente en Alicante (España) desde hace 25 años. Avezado lector de Oxígeno y, en este último año, enganchado cada tres meses a Trail Run. Se conoce prácticamente toda la geografía europea a base de ir de aquí para allá haciendo carreras de montaña: además de la ya nombrada Zegama, también cuenta en su currículo con Cavalls del Vent, Carros de Foc, Camí de Cavalls, Transgrancanaria y Ultra Trail du Mont Blanc… Cada año vuelve a su tierra a pasar unos días y en esta ocasión lo ha hecho con el objetivo de hacer cumbre en Aconcagua conmemorando los 20 años que su hermano consiguió subir a la cumbre cargando con una bicicleta de montaña para después descender de la misma sobre la máquina de dos ruedas. Raimundo hizo cumbre el pasado día 16 y arriba en lo más alto, tal y como me prometió en Mulas, se hizo una foto con el buff de Oxígeno que tendremos a bien publicar en el próximo número. Enhorabuena al del Trail Villena por su éxito en la que ha sido su primera cumbre en el Cerro.

Ayer mismo me decidí a entrenar un poco por alguno de los caminos que aún no había explorado dentro del Parque. Desde Horcones me fui hasta el campamento de Confluencia y desde ahí hacia los pies de la cara sur, la más espectacular e impresionante del Centinela de Piedra, hasta Plaza de Francia. A medio camino me encontré con un grupo de españoles, en la zona conocida como “El mirador”, a cobijo del viento, comiendo unos sandwiches y unos hiper calóricos alfajores empezamos a compartir vivencias y resulta que con Jordi, de Barcelona, ya habíamos coincidido este año en Ultra Pirineu y Zegama; Joan, el más veterano de los miembros catalanes del grupo, había hecho Carros de Foc en menos de 24 horas; Óscar, el único madrileño del grupo, es vecino de la sierra del Guadarrama; Pep, es otro trail runner convencido y, por último, el guía español, era nuestro colaborador de Oxígeno, Xavi Llongueras, guía internacional y con una amplia experiencia en altas montañas de todo el mundo, con el que ya había hablado por teléfono preparando este viaje buscando sus sabios consejos pero al que no conocía en persona. Una agradable sorpresa.

Aún nos quedan unos días por aquí así que estoy seguro que alguna alegría más nos deparará la montaña.

Seguiremos informando.

 

 

 

EL DÍA DE CUMBRE...
¿Hacía mucho frío? ¿Cuánto tiempo tardaste? ¿Había mucha nieve? ¿Cómo se respira a casi 7.000 metros? ¿A qué hora saliste? ¿Sopla tanto viento como dicen? ¿Te dolió la cabeza? ¿Tuviste mareos?

Muchos más interrogantes como estos seguro que se podrían sacar. Con toda probabilidad entre todos nosotros conseguiríamos confeccionar una completa batería de preguntas que no dejaría ningún dato o estadística acerca de lo que fue el día de cumbre sin escudriñar. Casi con toda seguridad esas mismas cuestiones las contestaría de una forma muy similar cualquiera de la treintena de personas que a lo largo del día 14 de enero consiguieron hacer cima a 6.962 metros en el Cerro Aconcagua, las respuestas no diferirían mucho entre ellas.

Yo hoy no puedo dormir. Han pasado dos días. Ayer estaba agotado, regresé al campo base en Plaza de Mulas después de toda una jornada extenueante y quedé fulminado dentro del saco cuando aún el sol no se había ocultado tras las afiladas aristas andinas. Hoy duermo en cama y colchón, abajo ya (2.600 metros parecen ahora la playa). Me rodean montones de ropa sucia, de polvo, de sudor. Me miro en el espejo, barba de dos semanas. Ducha caliente en versión extendida, consumo responsable después de 5 días de ahorro. ¡Cómo duelen los labios en carne viva!

Y no puedo dormir porque las emociones ahora han decidido volver para recodar lo importante que fue el día de cumbre. Todos esos recuerdos emotivos que ahora se hacen fuertes, lo hacen con rostro, con nombres y apellidos y todos ellos son absolutamente conscientes de lo que el día de cumbre ha significado para mí; porque todos ellos, cada uo a su manera ha hecho posible el día de cumbre; porque todos ellos han pasado cinco días sin noticias mías mordiéndose las uñas de la angustia; porque todos ellos hoy dermen tranquilos al otro lado del mundo arropados por la consciencia de sentirse “gente importante”; porque todos ellos tendrán para siempre en sus retinas colectivas lo que se alcanza a ver desde casi 7.000 metros de altura; porque todos ellos cuentan los días que restan para volver a darme un abrazo despojado de lo virtual en lo que se quedan los de los mensajes, “guasaps”, mails…; porque todos ellos sois muchos de vosotros y confío en que disfrutárais con absoluta nitidez en intensidad de lo que fue el día de cumbre. ¡Gracias!

La montaña es nuestro reino.

 

 

 

LOGÍSTICA DE LA APROXIMACIÓN AL ACONCAGUA...
...en vídeo desde Penitentes

 

NO HAY QUE FIARSE...

Hola amigos.

Llevo ya unos días por aquí y he tomado contacto con la altura así, como normalmente se dice “sin anestesia”…

El primer día, después de un viaje largo en avión y un traslado en coche desde Mendoza hasta la estación de esquí de Penitentes ya nos pusimos al lío, con los amigos de Andes Trail hicimos la primera incursión al Parque, desde Horcones hasta Confluencia, lo que van a ser los primeros 7 kilómetros del Reto Aconcagua. En 50’ nos plantamos desde los 2.800 metros del inicio hasta los 3.400 m del campamento de Confluencia. El nombre de este campo se debe a que aquí es donde cofluyen dos de las rutas clásicas para atacar la cumbre de la montaña más alta de América, la que va por Plaza de Mulas (la que haremos nosotros) y la que va por Plaza Francia. Las sensaciones fueron muy buenas y a pesar de salir con el freno de mano echado un poco por miedo, me fui encontrando bien y conseguí aguantar el fuerte ritmo impuesto por Fernanda, se nota que lleva ya por aquí más de tres semanas.

Al día siguiente, también desde la estación de esquí de Penitentes nos planteamos hacer cumbre en el cerro que da nombre a dicha estación y que se encuentra a 4.360 metros, con unas vistas del “Centinela de Piedra” realmente espectaculares. Empezamos corriendo los primeros 3 kilómetros, casi llanos y así, poco a poco y sin salvar demasiado desnivel nos plantamos en el refugio Grajales a 3.200 metros, justo a los pies del Penitentes, claro que prácticamente 1.200 metros por debajo, mucha tela aún hasta la cima, además de ser un recorrido bastante incómodo con mucha piedra suelta, lo que aquí llaman “acarreos” y que son nuestras típicas pedreras o tarteras. Hicimos cima Fernanda, Israel Escudero, un amigo triatleta-trailrunner medio argentino, medio chileno y medio catalán que nos acompañó ayer en nuestro entreno, en poco menos de 3 horas, el buen tiempo en cima y las vistas nos tuvieron entretenidos más de media hora, embelesados más bien con la panorámica de 360º de la Cordillera Andina. Toda la tortura de la subida por las pedreras se transformó en divertido y rápido descenso merced a las mismas piedras sueltas que hacían de freno y de seguridad cuando mirábamos hacia el valle.

Después, despedida de Fernanda que se quedaba en Penitentes y traslado para completar mi aclimatación a la zona de Vallecitos, a unos 80 kilómetros de la capital de Mendoza y una zona con posibilidades de hacer cimas de hasta 6.000 metros. Pernocta en refugio San Bernardo a 2.800 metros y al lío de nuevo. Primer día por Vallecitos, salida del refu y todo tieso para arriba hasta el límite de los 5.000 metros. Primera vez en mi vida que salvaba esa barrera de altitud y la verdad es que el balance muy positivo. No he hecho ninguna cima pero ha estado muy bien.¡Encantado!

Pero hoy… cuarto día consecutivo y ¡zas! Mi amigo Jorge Pérez Vega me avisó (él vive en Quito), ¡ojo amigo que la altitud es muy perra y te puede dar días después! Pues así ha sido, hoy la idea era subir hasta 5.500 m, Cerro Vallecitos, pero a partir de los 4.000 he notado como me costaba avanzar y me faltaba el aire, aun así he seguido hasta los 5.000 a buen ritmo, pensando en que aquello formaba parte de la aclimatación y que tenía que hacerlo, pero a partir de 5.000 el viento era fortísimo y todavía se hacía más duro llenar los pulmones, así que, ¡retirada! Y para abajo a toda velocidad intentando volver a la zona de confort por debajo de los 4.000m. Al final, sin problema, otra jornada larga y dura, con algo más de 6 horas en total, 21 kilómetros y 4.700 m de desnivel acumulado.

Espero que lo de hoy haya sido sólo algo puntual que además me ha venido muy bien para no perderle el ojo a estas montañas y a su altitud. No es ninguna broma.

 

 

EL ENTRENAMIENTO INVISIBLE

Estoy a tan sólo unas pocas horas para coger el vuelo que el viernes día 2 me llevará desde Barajas hasta Buenos Aires para enlazar allí con otro interior que tiene previsto el aterrizaje en el aeropuerto de Mendoza el sábado 3 de enero sobre las 9 de la mañana. Allí me estarán esperando los amigos de Andes Trail, Osky y compañía, y también estará Fernanda que descansa ya en Mendoza aprovechando el calor y el sol del verano austral. Desde ahí, paso rápido por la ciudad para comprar artículos de primera necesidad y algo de comida y directos a dormir a Vallecitos, concretamente al refugio Ski Montaña, a 3000 metros… Pero no hay que adelantar acontecimientos, eso es lo podré contar ya “in situ” el próximo fin de semana.

En este post quería contaros parte del entrenamiento que estoy haciendo para afrontar con mayor seguridad el reto de conseguir hacer cima en la montaña más alta de América dentro del proyecto White Flow de Fernanda Maciel. No voy a hablaros de las tiradas largas, las series en cuesta, los desniveles en montaña que he metido, las horas de actividad acumuladas… Me gustaría hablaros de lo que es ese entrenamiento al que a veces calificamos como “invisible” pero que es cierto que existe y no lo es menos que resulta muy útil y funcional.

Desde hace unos meses llevo arrastrando unos problemas de inflamación en el tendón del tibial posterior y que no consigo desterrar a pesar de que creo que he probado de todo, se me fijan justo en el hueso del tobillo, en el maleolo, y a veces resulta muy doloroso y limitante. Han sido muchos los amigos y profesionales que me han estado ayudando y aconsejando y gracias a todos ellos poco a poco creo que voy saliendo y soy optimista con respecto a la evolución en los próximos meses.

En esta última fase estoy trabajando de la mano de Javi H. Bello, un excelente profesional de la Clínica Plenum de Valladolid. Con un currículo brutal trabajando con gente del basket y en concreto con la selección nacional y el club baloncesto Valladolid. Gracias a Javi estoy aprendiendo cómo funcionan mis articulaciones y mis sistemas musculares en dinámico y también he reconocido perfectamente dónde está el origen de mi dolencia, primer paso para trabajarlo bien y conseguir, con un buen plan, readaptarme para conseguir paliar esas deficiencias que me provoca mi maltrecho tendón.

Según Javi H. Bello el problema está muy relacionado con la carrera por montaña: “al bajar las cuestas haciendo zig/zag el arco plantar sufre mucho más y si el tibial posterior esta débil y encima tiene que trabajar más, se produce una inflamación como respuesta”.

Durante las últimas semanas hemos incidido en varias sesiones de 1h cada una de ellas en trabajar y fortalecer ese tibial posterior y “amigos” como le gusta decir a Javi “generalmente esta dolencia va acompañada de déficit de los rotadores externos de a tibia y de la musculatura inversora” flexor del pulgar y glúteo medio fundamentalmente. Lo primero es bajar la inflamación y después trabajar para fortalecerlo. “Lo normal es hacer tres fases, una en cadena cinética abierta (sin apoyo), otra en cerrada (con apoyo) y una tercera fase de integración en el movimiento real, en la que además de repetir el gesto, lo intentaremos repetir en las condiciones en las que lo vas a utilizar, en tu caso plano declinado”.

Con ejercicios aparentemente fáciles y sencillos, de esos que piensas mientras te los explica “esto está chupao” he notado cada día que trabajaba la musculatura implicada y que iba mejorando y sintiéndome más fuerte, al menos los primeros días me llevaba unas buenas agüjetas para casa y poco a poco he ido interiorizando algunas posturas y gestos casi automáticos para mejorar mi eficiencia de carrera. Hemos avanzado mucho pero aún así me queda mucho por recorrer y me llevo deberes para mis días en la cordillera para poder seguir trabajando allí y que los desniveles, sobre todo los de las bajadas, y las irregularidades del terreno no hagan más mella en mi tendón y pueda estar al 100%, menos no me vale en este caso, para conseguir aquello con lo que llevamos tantos meses soñando y que os vamos a seguir contando a través de esta ventana a la que nos encanta que sigáis asomándoos. Gracias y nos seguimos por las montañas…

 

 

EN BUENAS MANOS

Hoy Fernanda me ha mandado un "guasap" diciéndome que acababa de aterrizar en Mendoza, que le habían llevado a comer a un restaurante vegetariano muy bueno y que además hacía mucho calor en la capital. Sin darse cuenta ha tratado dos temas muy importantes y a los que hay que prestar mucha atención en un reto como este al que nos estamos enfrentando: el de la temperatura y el de la alimentación. De  parámetros climáticos y de cómo superarlos ya hablaremos en otro momento, ahora quiero hablaros de la alimentación y más bien del programa de suplementación que estoy cumpliendo a rajatabla desde hace unos días.

Me he puesto en manos de una gran profesional, una persona de total confianza, la doctora Margarita Medina de la Clínica Plenum de Valladolid que nos explica de la siguiente forma el porqué de la importancia de estos factores a la hora de enfrentar este nuestro desafío.

La preparación física de un deportista antes de una carrera, es importante, pero más si cabe, si el desafío se plantea a 6960 metros de altitud.

Son muchos los parámetros fisiológicos que hay que controlar, pero los tres problemas que más me preocupaban a la hora de plantear la suplementación micronutricional, eran los gastrointestinales, equilibrio acido-base e iónico y los cardiovasculares en cuanto al metabolismo del hierro se refieren.

Inicialmente, y para ver cuál era el estado micronutricional basal de Depa, realizamos el Test IOMET, y una analítica bastante completa, donde sobre todo interesaba ver iones (sodio, potasio, calcio, magnesio y fosfatos) y Vitaminas (ac. fólico, B12 y D), coagulación y metabolismo del hierro.

El test reveló un buen estado basal con un bajo estrés oxidativo, por lo que partíamos de una buena base micronutricional.

A nivel de analítica, la ferritina (parámetro que indica los niveles hepáticos de hierro) estaba en los limites inferiores, estando por lo tanto “en la reserva” y al Aconcagua hay que llegar con “el depósito lleno”, sobre todo y muy importante por la hipoxia hipoxémica en la que va a estar y por el entrenamiento previo de hipoxia intermitente que está haciendo.

A nivel de metabolismo de hierro, hemos comenzado con una suplementación con  Gluconato de Hierro y Vit C, con una mayor absorción que el sulfato, que es lo que comúnmente se receta.

La analítica también nos reveló unos niveles bajos de Calcio y Vit D, normales con la actividad física que normalmente realiza Depa. Para este problema hemos puesto un complejo vitamínico que no solo aporta la CDR de estas vitaminas e iones, sino también rico en glucosamina, condroitina, cobre y manganeso, que va a proteger tus articulaciones del desgaste físico y químico ante el esfuerzo realizado.

Por último pero no por ello menos importantes, los problemas gastrointestinales, (diarreas, gases, calambres gastrointestinales…) que también podrían provocar el abandono del desafío si son muy intensos o incontenibles.

Para ello hemos comenzado con una suplementación con glutamina, potente sellador y cicatrizante de la mucosa intestinal (entre otras funciones) y probióticos, que nos van ayudar a repoblar la flora intestinal y hacer que esta funcione de manera óptima

El resto de los parámetros analíticos, coagulación, hemograma, perfil hepático, etc, estaban dentro de la normalidad, por lo que simplemente hay que controlarlos.

Con esta suplementación, espero que Depa llegue en las mejores condiciones micronutricionales y fisiológicas. ¡Mucha suerte!

Vegetariano en Mendoza. Foto: Fernanda Maciel 

 

 

PORQUE ESTÁ AHÍ

Cuando el británico George Mallory fue interrogado allá por los años 20 por un periodista americano acerca de porqué esa pasión por subir montañas y en concreto porqué esa locura de escalar la más alta del mundo, su lacónica respuesta ha permanecido durante casi 100 años y se ha convertido en algo recurrente y en una referencia para todos los amantes de la montaña: “porque está ahí”.

La frase siempre me gustó mucho y para mí significa una filosofía de vida con respecto a la forma de entender el montañismo, la montaña y el cómo afrontar los retos. Pero fue cuando estuve por primera vez frente al Aconcagua, hace ahora poco más de 2 años cuando descubrí el verdadero sentido a esas escuetas tres palabras: yo quería volver a la Cordillera, a los Andes, para subir a lo más alto de aquella mole de piedra y no tenía ninguna explicación para ese anhelo más certera que aquello: “porque está ahí”.

Ahora ha surgido la oportunidad de hacerlo y además de una forma muy especial y emotiva, acompañando a nuestra amiga Fernanda Maciel en ese proyecto que tiene por nombre White Flow y que con las premisas de la paz, la solidaridad y la sostenibilidad, han llevado ya a la corredora brasileña a realizar corriendo en solitario el Camino de Santiago francés, a correr el Everest Trail Series (6 días, 160 kilómetros y 30.000 metros de desnivel acumulado) o a adentrarse en la Favela da Rocinha (Rio de Janeiro), la más peligrosa de Brasil. En esta ocasión, Fernanda va a intentar establecer un nuevo récord de subir y bajar la montaña más alta de América y a la vez aprovechar su estancia en el Parque del Aconcagua para estudiar y mostrar al mundo el trabajo de tratamiento y reciclaje de residuos que se lleva a cabo en el Parque.

Desde esta tribuna virtual os vamos a ir contando muchas cosas de nuestro proyecto desde ahora, cuando Fe ya está a punto de embarcar desde Brasil hacia Argentina para comenzar ya su aclimatación a la altitud en la Cordillera Andina. A mí aún me quedan tres semanas más para unirme a ella ya en Aconcagua y mi intención es ir contándoos cómo vamos ultimando los detalles de la preparación de cara al gran objetivo de principios del 2015, antes de viajar y después poder dejar abierta una ventana a través de la cual podáis seguir el proyecto de Fernanda y de nuestra revista Trail Run.

¡Empezamos!