La Senda Camille, en el corazón del Pirineo navarro, es una ruta de 106 kilómetros y 6.240 m de desnivel positivo diseñada para completarla andando en seis etapas, pero nosotros quisimos hacerla corriendo... ¿El resultado? Tres días de disfrute y esfuerzo tras las huellas del oso Camille, tres días de puro freerunning.
Etapa 1. Linza - Somportt
49 KM 3.400 M D
Cuando miras al cielo en el corazón del Pirineo navarro, ves nubes y te quedan 3 días de trail running por delante, no puedes evitar sentir un profundo cosquilleo en tu interior: “Mejor que esté nublado, menos calor pasaremos”, digo en alto para tranquilizarnos mientras metemos en la mochila la comida de ataque para tres días: pastel energético, barritas y geles para aburrir, aunque a eso sumaremos los buenos bocatas de los refugios de La Senda de Camille.
La luz de los dos frontales ilumina nuestro camino dirección Zuriza estos primeros kilómetros de camino. Hemos salido a las 5 de la mañana, queremos que amanezca en el Pase Taxeras- que equivocada y extrañamente recuerdo con el nombre de “paso del oso”-en el cordal de Alano. Ocho kilómetros más adelante empiezan las primeras rampas serias, recuerdo el camino de otra ocasión hace una década, las cosas buenas no se olvidan. Mientras los primeros rayos de sol iluminan las montañas más lejanas pienso en el propósito de este viaje: freerunning… correr por correr durante tres días seguidos, siguiendo una ruta circular a través del pirineo Atlántico. Mi “pasodeloso” es como lo recordaba, angosto y empinado, termina en una preciosa pradera de altura donde soñarías verse alejar a Camille…
TRAS LAS HUELLAS DE CAMILLE
Camille es, junto a Aspe Ouest, el único oso autóctono que queda con vida en el Pirineo, y que tiene su osera en la zona del Roncal (aunque se teme que haya podido morir debido a una dermatitis a la edad de 25 años). Es porque corremos por sus valles, ibones y montañas, por lo que la ruta toma el nombre de este imponente animal. Mientras sufro por seguir el ritmo de mi compañero intento concentrarme en no tener ninguna torcedura de tobillo, mi talón de Aquiles y mi mayor miedo. El sendero se divide en múltiples caminitos marcados por los rebaños de ovejas, bien marcado pero un poco estrecho para la talla 45. La mochila pesa demasiado: ropa de recambio, la cámara semireflex, comida, mapa, etc. El GPS se ha quedado en la mesa del salón, un buen sitio para cuando hace falta, ¡bueno! Por lo menos, eso significa menos peso que arrastrar. A pesar de los males la sonrisa se dibuja en nuestras caras, más en la de mi compañero. Va mas sobrado de peso en la mochila, de forma, de ritmo y de alegría… es el motor del viaje, ver a alguien tan feliz tan solo por correr por el Pirineo es motivo suficiente para estar aquí.
Sé que no lo veremos, ni a él ni a ningún otro oso, pero tan sólo una huella… ¡sería el máximo! Ya estamos a medio camino de Gabardito y la huella de un inmenso alud de primavera ha arrancado algunos árboles y parte de las señas (ya están trabajando en ello) mientras nos adentramos cuesta arriba en un bosque. La euforia hace que no paremos en el collado y afrontemos una larguísima bajada hasta La Selva de Oza, donde tan solo el último tramo es incómodo. Pero al cabo de unos kilómetros ya me arrepiento: vamos demasiado alegres y con mucho peso… y sé que lo pagaremos, al menos yo.
Aprovechándonos de unos boyscout llenamos los bidones de agua y nos acercamos al primer refugio. ¡¡¡Aquí ya pido clemencia!!! ¡Hay que parar este ritmo! Un cafecito, frutos secos y una chocolatina. Ha sido la etapa más larga, y eso alegra, todavía no son las 11 de la mañana. La etapa a Linza es la más corta y fácil, el terreno cambia los bosques por los prados pirenaicos mientras intuimos el collado de Bisaurin. Se nota que estamos en una zona más concurrida.
Pasamos el collado y la autopista nos lleva al refugio de Linza, aquí ya bajo solo… solo y mirando las nubes… nubes negras… sol radiante… extraña mezcla. Un bocadillo de tortilla con otro café llenan nuestros estómagos y obligan a que paremos. Cambio de calcetines y de camiseta. La lluvia refresca el cansancio que llevamos, rozamos la distancia maratón, y la subida promete ser interesante mientras alcanzamos uno de los valles más escondidos y bonitos del Pirineo: el Valle de los Sarrios. Tras la larguísima subida, los neveros y el lago colgante nos dan la sensación de estar en un lugar privilegiado; cruzamos el río varias veces con grandes saltos. Dejamos atrás el valle colgante y descendemos por una pronunciada y larga bajada; pierdo a mi compañero de vista y me paro dos veces a descansar. Rodeamos el Ibon de Estanes y en el puerto del mismo nombre entre las ovejas divisamos ya el final de nuestra etapa: el puerto y albergue de Somport. A partir de aquí y camino a Somport tenemos que andarnos con ojo, ya que problemas con la zona militar cercana y el recelo de algún político francés impiden señalizar la Senda, y es fácil perderse y bajar al fondo del río. Nosotros lo hicimos y 500 m de desnivel de más a estas alturas ¡¡¡duele mucho!!! Una iniciativa así no merece que la estropeen estos motivos. Tenemos que estar atentos y seguir las indicaciones del libro de ruta y el plano, intentando no perder altura hacia el fondo del valle. Como podemos alcanzamos el puerto de Somport, y allí nos juntamos con los caminantes que han llegado antes que nosotros… maldigo mi cabeza mil veces porque en la mesa del salón, a 400 km el GPS descansa tranquilamente.
Tenemos hambre y cansancio, pero la experiencia ha sido buenísima y el trato en todos los refugios de primera. Cuando me entero ya estoy dormido y me despiertan para cenar y ducharme.
Etapa 2. Somport - Lescunt
39 KM 1.710 M D
Por la noche nos despierta la tormenta… ¡alegría! El despertar es una tortura: 4 de la mañana… me duele todo y soy el único de los dos que parece que ha hecho el ponnyexpress a caballo. Llueve demasiado y decidimos posponer la salida, sería una locura con este tiempo. Al fin y al cabo contábamos con un día extra. Dos horasmás tarde ha escampado y nos ponemos en marcha, más abrigados que ayer y con menos energía empezamos a bajar por la carretera de Somport entre un maravilloso bosque. El paisaje cambia, lo que se agradece, pero el barro y la lluvia impiden que podamos disfrutar del día. Durante buena parte del recorrido seguimos las marcas del HRP (alta ruta pirenaica en sus siglas en francés), y nos vamos dando cuenta del error de ayer.
Hoy el ritmo es bastante más lento, pero al menos constante. Asombrosamente cuantos más kilómetros pasan, menos duelen las piernas. A ratos las nubes nos dan una tregua y podemos observar el paisaje e intuir con la ayuda de nuestro mojado mapa (tenemos otro de reserva en la mochila) que estamos cerca del Ibon de Estanes. Dejamos a nuestra izquierda el desvió al ibón, y al poco tiempo abandonamos el bosque de hayas y empezamos la larga subida que nos llevará al Col de Lapachouaou, que más parece un nombre apache que uno francés. A partir de aquí desaparece el barro del bosque y aparece otro tipo de barro, por lo que agradeceremos los tramos de pista. Por prados de altura e intentando no perder el sendero llegamos al refugio de Arlet, que se encuentra en un maravilloso enclave. Rápido cambio de ropa y un cafecito antes de ponernos a tiritar. Llevamos 20 kilómetros bajo la lluvia y el tiempo no nos deja disfrutar del día. Los próximos kilómetros son favorables a aumentar el ritmo, teniendo cuidado con el resbaladizo terreno; pienso que hay que ser un poco desgraciado para tener niebla en el tramo de la ruta que menos conozco, ¿será una excusa para volver?
Hasta el collado de Palo iremos prácticamente paralelos a la Muga para después del collado empezar la bajada más pronunciada de la travesía: más de 1.100 metros de desnivel y casi 12 km. Con la cabeza tapada, mochila a la espalda y corriendo por estos senderos más bien parecemos contrabandistas que otra cosa. El cielo clarea mientras entramos en los primeros bosques. Mientras a lo lejos vemos Lescun, la discusión sobre si acercarnos allí a tomar algo no deja paso a la preocupación por los calcetines mojados y demás problemas con las humedades. Preferimos el GR a la carretera por miedo a que el cambio nos perjudique los pies, que llevan húmedos casi 11 horas. Por fin llegamos al cuasi-lujoso camping y la maltosa hace de recuperante para el alma. Ya hemos terminado la etapa que más miedo nos daba, casi una distancia maratón pasada por agua, y tan sólo nos queda descansar y que el tiempo nos respete para poder ver las preciosas agujas de Ansabere cuando amanezca.
Es una pena que las autoridades francesas dejen señalizar cualquier cosa: ventas de queso, cabañas varias, senderos locales… excepto La Senda de Camille.
Etapa 3. Lescun - Linzat
19 KM 1.310 M D
Amanece el tercer día que no es poco, y el tiempo ha mejorado, con lo que nos damos por satisfechos. Los primeros kilómetros son perdedores, por lo que tendremos que andar atentos. Cuesta arriba los primeros kilómetros alternando pista, sendero y asfalto hasta llegar al segundo parking de Pont de Lamary, donde giramos a la derecha por un puente, y tras un tramo de bosque ya divisaremos el collado Petrechema al fondo.
Mis hombros agradecen que la mochila haya ido perdiendo peso, aunque las rampas y el cansancio ya no permiten que el ritmo sea muy alto. Con las dos agujas enfrente haciendo de brújulas pasamos por las Cabañas de Ansabere (muy importante coger agua puesto que no hay más hasta el final). La subida al collado es espectacular, preciosa y dura a partes iguales. A partir de aquí tenemos dos opciones: bajar por la Foya de los Ingenieros (más común), o por la “normal” de la subida al Petrechema, opción que elegimos por ser más familiar, aunque probablemente fuese una opción equivocada al ser algo más dura y larga. Más vale conocido...
El dolor hace que desconecte del paisaje, pero la alegría de haber completado un proyecto que me rondaba la cabeza desde hace dos años bien merece la pena. Poco a poco llegamos al refugio y a la realidad. Extraña sensación de alegría y pena porque lo conseguimos, porque se ha terminado... y porque no hemos podido contarte que vimos a Camille alejarse...
Más de 106 km de freeruning, trailrunning, ¡de correr! ... y la sensación de soledad que transmite el Pirineo más occidental junto a uno o más amigos hacen de esta Senda un objetivo que apuntar en nuestras agendas.
RECOMENDACIONES
La Senda de Camille es ideal para hacerla corriendo, tanto
por la altura, como por el numero de refugios y por el terreno,
¡¡es casi 100% corrible!! Además, pese a los rumores que
circulan, la organización facilita el hacerlo, siempre respetando
el tiempo de descanso de los refugios y teniendo en cuenta que
no estamos solos.
Aunque la organización os de mas de un mapa, llevar los dos y usar solo uno y guardar el otro en una funda protectora. La lluvia puede convertir un mapa en algo difícil de entender.
Lleva GPS con un track de fiar.
Mínimo un par de calcetines por día.
Rellena siempre que puedas de agua tu sistema de hidrataron, hay fuentes que pueden estar secas o no las veas. Cuidado con el agua de los valles, hay mucho ganado en altura, lleva pastillas estabilizadoras y sentido común.
Pilas de repuesto, tape para posibles torceduras, manta térmica y el móvil cargado.
Las etapas son largas, si vas a intentarlo en menos de 3 días prepara muy bien la logística. Recuerda que hay que respetar el horario de descanso de los refugios.
Atentos al pasar el Ibon de Estanes dirección Somport, observar bien el mapa y seguir las indicaciones sin perder mucha altura.