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De qué hablamos cuando hablamos de resistencia

Un apunte para diferenciar los esfuerzos aeróbicos de los anaeróbicos

Redacción Trail Run. Foto: Mikael Helsing.

De qué hablamos cuando hablamos de resistencia
De qué hablamos cuando hablamos de resistencia

Seguro que te ha llamado la atención el título de este artículo. Y a quien más o quien menos le suena familiar… Al margen del guiño al famoso libro de Murakami, a continuación tratamos de explicarte los tipos de resistencia existentes desde el punto de vista del entrenamiento.

Tirando de definición básica, podemos decir que la resistencia es la capacidad de realizar o mantener un esfuerzo durante un determinado periodo de tiempo. Pero no solo eso, también es la capacidad física y mental que tiene un atleta para pelear contra la fatiga, entendiendo la fatiga como la disminución del rendimiento durante la propia actividad.

Así pues, desde el punto de vista del entrenamiento, distinguimos dos tipos de resistencia:

Aeróbica. Cuando soportamos esfuerzos prolongados de una intensidad baja o media. La demanda de oxígeno en sangre es suficiente durante todo el tiempo que dura la actividad. No hay una deuda de oxígeno que necesitemos recuperar después del esfuerzo. Una vez termina el ejercicio y volvemos a la calma el ritmo cardíaco desciende a los niveles normales en poco tiempo. Un rodaje de carrera continua sería en nuestro caso el mejor ejemplo de resistencia aeróbica.

Anaeróbica. Cuando el esfuerzo que realizamos es de una intensidad alta y lo mantenemos durante un tiempo que no puede ser excesivamente prolongado. En este caso la demanda de oxígeno en sangre es insuficiente para abastecer a nuestro organismo, produciéndose una deuda de oxígeno que se debe recuperar al terminar el ejercicio. El ritmo cardíaco tarda más tiempo en regresar a la normalidad. Un buen ejemplo de este tipo de resistencia serían las series de velocidad o los cambios de ritmo.