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La huella de… David López Castán

Moverse y estar activo es sinónimo de VIDA

David López Castán. JCD Fotografía

La huella de… David López Castán.  JCD Fotografía
La huella de… David López Castán. JCD Fotografía

Ya desde pequeñín he intentado dejar huella, pero por aquel entonces, lo hacía de la forma más física que existe… ¿Quién no ha dejado su huella en el cemento? Pues yo era uno de esos niños cabroncetes que perseguía a los albañiles en busca del cemento fresco donde poder plasmar mi rúbrica en forma de pie o mano. Para mí era una obra de arte, pero el albañil no pensaba lo mismo y siempre me tocaba salir corriendo por patas. ¿Corriendo? Sí. Aunque era un niño gordito de carrillos rojizos ya apuntaba maneras en esto de correr. Y claro, esas primeras huellas ya forjaron parte de mi destino.

Pienso que todo el que se cría en un pueblo espabila más de la cuenta y aprende cosas extra, a la vez que se divierte jugando en el entorno, arena, ríos, barrancos, cuevas, con palos, piedras etc., cualquier cosa es válida para desarrollar la imaginación y lo más importante: la felicidad. Una simple roca se convertía en un inmenso castillo donde intentábamos ser los reyes. Pero según vas creciendo aprendes que no por ser el primero, por llegar antes, por sacar excelentes notas, por ser un gran abogado o un importante cirujano, eres más feliz, ya que en la vida real la sociedad se empeña en encajonarnos en lugares que realmente no¡ nos corresponden y que nos imponen como más correctos y deseables. Y realmente se es más feliz haciendo lo que nos guía el alma.

Poco a poco fui descubriendo lo que realmente quiero en la vida; SER FELIZ Y SONREÍR, y es tan fácil como ser optimista, buscar tus sueños y no parar de perseguirlos. Y digo no parar porque corriendo se aprovecha más el tiempo y se consiguen más rápido las cosas. Moverse y estar activo es sinónimo de VIDA, ya sea en el sentido mental como en el físico. Mueve tu cabeza y mueve tus piernas en busca de la felicidad.

Yo elegí correr por la montaña y trabajar por mi pasión que es entrenar a corredores para enseñar lo que sé sobre esto, diciendo que no a otro tipo de vida, otra vida que no me aportaba nada. Y ahora, no me arrepiento. Y aquí estoy tomando un café calentito, después de un duro día de entreno, esperando a que se despierte mi renacuajo para dar un paseo, aprovechar el tiempo al máximo y descubrir juntos lo fantástica que es la vida si uno se lo propone. Ya que cuando no estoy corriendo, intento que el tiempo pase más lentamente disfrutando de la familia. Y esta es la huella que verdaderamente intento transmitirle a mi hijo, que esa roca donde de pequeños escalábamos para intentar ser los reyes no da la felicidad por subirla el primero, si no que esa felicidad es la que elija cada uno en cómo y cuándo subirla. ¿Sabemos ser felices? Es cuestión de perseguirlo e intentarlo. No dejes de correr hasta conseguirlo. ¿Duele? ¿Cansa? Pues quizá sí o quizá no. “TÚ ELIGES". Lo importante es intentarlo