Lo que quiero decir en mi artículo de este mes es que es posible estar rodeados de cosas muy buenas. Me gustaría recordar contigo los colores que nos brinda un amanecer en las montañas, los rojos y anaranjados, los amarillos y azules, pero también hay otros muchos tonos en el cielo que no tienen nombre porque son como las emociones. Además, seguro que no olvidas el sentimiento de la sangre bombeando en tus piernas mientras corres sendero arriba o la forma en la que entra la energía en tu cuerpo a través de un alimento. Y, por qué no, también ahora puedes recordar ese equilibrio entre el miedo y la confianza mientras escalas y permaneces colgado en la roca alejado del suelo. Todos esos sentimientos son los que definen el deporte del trail run. Todos esos sentimientos son los que hacen que amemos este deporte.
Habría también otros muchos sentimientos: el desafío de la competición, la amistad con la comunidad de corredores de montaña, la posibilidad de ver otras partes del mundo a las que de otra manera quizá nunca podríamos haber llegado… Más, siempre más, es difícil poner punto final a las razones por las que nos gusta correr por la montaña. Son tantas que podríamos llegar a pensar en una vida ideal, sin un hogar, corriendo por todo el mundo, descubriendo todos los senderos en los lugares más recónditos del planeta, compartiéndolos con otras personas como nosotros. Podría ser una vida completa, siempre “en el camino”, de aventura en aventura, lejos de las rutinas diarias…
Durante un tiempo tuve la oportunidad de vivir la vida de esa forma y puedo decir que sí, es cierto, es la vida ideal… pero para un tiempo limitado. El problema es que vivir en las montañas, todo el día de un lado para otro puede llegar a trastornar la realidad. Cuando no hay nada diferente para comparar con esos momentos de aventura, al final la aventura se convierte en “algo más” en tu vida, deja de ser algo excepcional. Si todos tus días son increíbles, al final nada en tus días resulta increíble. Mientras viví la vida “en el camino” muchas veces tuve la sensación de no tener nada a lo que agarrarme.
Por supuesto que no es necesario llenar nuestra vida de cosas no tan placenteras simplemente para diferenciar lo que nos gusta de lo que no. Pienso que es necesario centrarse en un proyecto, en una aventura, en una relación… Todas estas cosas te darán lo que tú seas capaz de darles. Por esto ahora mismo prefiero concentrar todas mis energías en menos metas y hacerlas de esta manera mucho más importantes. Cuando respeto mis objetivos siento que recibo mucho más de cada uno de ellos si finalmente consigo el logro de los mismos.
Como decía al principio, es posible tener mucho de todo pero yo prefiero ahora centrarme en un poco, alejarme del todo. El deporte del trail run me ha dado algunas de las mejores cosas de mi vida y eso lo quiero tener siempre en cuenta. Quiero seguir pensando que mis sensaciones al ver amanecer en las montañas son magníficas y para ello tendré que hacer todo los posible para hacerlas muy especiales. De esta forma, estoy seguro de que seguiré corriendo toda mi vida.