Cultura Trail

Hillary Gerardi y su viaje por los picos y valles del Trofeo Kima

Hillary nos cuenta cómo consiguió el récord femenino de la carrera a través de este documental de Black Diamond

4 minutos

Hillary Gerardi y su viaje por los picos y valles del Trofeo Kima ©Christian Adam Kelly WURL

El Trofeo Kima es una carrera única que no trasncurre por los caminos o senderos. Está en las montañas, como dice Hillary Gerardi, atleta del BD. "Cualquiera que conozca Kima, la venera", añade. Y pocos la conocen tan bien como Hillary.

La corredora comparte su experiencia en este exquisito documental de Black Diamond sobre su victoria en el Trofeo Kima donde en 2022 consiguió el récord femenino de la carrera. En este documental explica su vinculación con el torneo, sus secretos para prepararlo y la emoción de la competición. Acompaña a Black Diamond y a Hillary en este bonito viaje por laderas imposibles y paisajes de ensueño.

Hillary Gerardi y su viaje por los picos y valles del Trofeo Kima

 

Querida Kima,

Creo que fue Célia quien me habló por primera vez de ti en 2016. Ella me introdujo a todo lo relacionado con el skyrunning; habla rápido y a menudo dando por sentado que sé exactamente de lo que está hablando. A veces no sabría decir si se debe a mi escaso dominio del francés o a mis limitados conocimientos del mundo del running, pero me encuentro asintiendo y sonriendo, sin seguirle del todo. Pero Kima era una palabra que me llamaba la atención porque aparecía una y otra vez. La mencionaba con admiración en su voz y junto a nombres de corredores famosos de los que incluso yo había oído hablar. Ella aún no había estado, pero Kima, ese sí que era un desafío.

En 2018, cuando Brad y yo nos adentramos en Val Masino desde la depresión baja y llana, casi pasando de largo la pequeña señal que apuntaba a la colina, serpenteamos con nuestra pequeña furgoneta por curvas sinuosas que parecían no llevar a ninguna parte. Yo quería ver las montañas y estiré el cuello hasta que llegamos a una última curva cerrada y las empinadas paredes del valle empezaron a abrirse lo suficiente como para ver casas y una estrecha calle donde colgaba una pancarta que anunciaba "Trofeo Kima."

Se me encogió el corazón e hice que nos detuviéramos para hacer una foto. Me sentía como si hubiera entrado en la arena.

 

Hillary Gerardi y su viaje por los picos y valles del Trofeo Kima 

Imponentes acantilados a nuestro alrededor, los competidores reunidos y yo me sentía como si apenas supiera lo que estaba haciendo. Pero me moría de ganas de salir ahí fuera para descubrir por qué se hablaba tanto de ello y ver si era capaz de realizar el circuito. Si me hubiera atrevido a soñar con ganar, podría decir que fue un sueño hecho realidad. Pero en lugar de eso, me sentí abrumada y afortunada de haber podido aguantar como pude hasta el final. Me sentía física y emocionalmente vacía después de la montaña rusa que fue la carrera, pero al mismo tiempo me sentía tan llena que el corazón me daba un vuelco. Fue la única carrera de ese año a la que Brad pudo venir, y me dijo que era la única carrera en la que se veía participando. Él vio lo mismo que yo: un recorrido de rocas que hablaban nuestro idioma, de cadenas que te premiaban por escalar, de altísimas torres de piedra y majestuosas rocas que vivían en el corazón de la comunidad alpina.

Volví a Val Masino una y otra vez, casi como una peregrinación, hasta que en 2022 tuve la certeza de que tú también volverías. Kima, me serviste de faro: durante meses, me diste motivación para mis entrenamientos. Me animaste a salir a la montaña, a la montaña de verdad y fuera de los caminos, a buscar terrenos con grandes bloques de granito para saltar y subirme a ellos. En un verano seco y caluroso, mientras las montañas de mi país se desmoronaban bajo un sol abrasador, el estadio en el que residía me daba esperanzas de que la belleza de los paisajes postglaciares perdurase.

Aun así, en agosto, mientras serpenteaba por el camino que ya había llegado a conocer bien, sentí que volvían todas las inseguridades. Toda la preparación que podía hacer ya la había hecho, y lo único que me quedaba era ejecutar, pero ¿no era mejor dormirme en los laureles como pasada campeona y dejar que otro se convirtiera en la regina? En 2018, me habías ayudado a madurar como corredora, pero tenía miedo de defraudarte, miedo de que la gente viera que nuestra conexión era más fugaz de lo que parecía. Pero también sabía que te debía intentarlo y que, a cambio, me obligarías a vivir, al menos desde tu línea de salida hasta tu meta, completamente en el presente.

 

Kima, ya no puedo decir que no tengo experiencia. Ya ni siquiera puedo afirmar que "no soy realmente una corredora", pero puedo decir que me ha llevado mucho tiempo identificarme como tal. Y en cierto modo, todavía estoy decidiendo qué tipo de corredora quiero ser. Pero de una cosa estoy segura. Cuando surgen esas preguntas y dudas, puedo señalarte y saber que estoy en casa. Kima, me has permitido sentirme yo misma de una forma que la mayoría de las carreras nunca me han permitido. Me has ayudado a identificar al corredor que aspiro a ser. Un corredor que habita el mundo entre la tierra y el cielo, que escala pendientes, que empuja tan fuerte que siente el sabor de la sangre en la boca, y que salta a través de bloques revueltos, todo ello sintiendo asombro por tener el privilegio de seguir los pasos de aquellos que trazaron la línea por primera vez a través de paisajes que dejan boquiabiertos.

Una corredora que se atreve a correr el riesgo de fracasar, pero que lo dará todo por tener la oportunidad de añadir su nombre al legado.

Atentamente,

Hillary Gerardi

 

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