comitium

El Makalu, el sueño cumplido de Karl Egloff y Nicolás Miranda

Los ecuatorianos Egloff y Miranda cumplieron su reto de ascender al Makalu en 17 horas y 18 minutos

El Makalu, el sueño cumplido de Karl Egloff y Nicolás Miranda
El Makalu, el sueño cumplido de Karl Egloff y Nicolás Miranda

El pasado 10 de mayo los ecuatorianos Karl Egloff y Nicolás Miranda publicaban que habían conseguido la ascensión, hasta la fecha conocida, más rápida al Makalu, quinta montaña más alta del planeta (8.485 m) en 17 horas y 18 minutos. 

Egloff y Miranda subieron desde el campo base  avanzado a 5700 metros sin oxígeno suplementario hasta la cumbre del Makalu y completaron el desafío non-stop en un total de 25 horas y 48 minutos sumando el descenso hasta el CBA, un recorrido de 25 kilómetros y 3000 metros de desnivel positivo. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

A post shared by Karl Egloff (@karl.egloff)

 

Karl Egloff pasó por nuestro pódcast hace un mes para contarnos esta aventura y como toda ascensión de esta complefijidad requiere de una buena preparación. Además, no ha sido un camino fácil para ellos, tal y como nos contó Karl en el programa, ya que a la pandemia, se sumó las dificultades de conseguir el apoyo económico que se requiere para una reto de estas característica, lo que ha provocado que la ascensión al Makalu no se haya podido realizar hasta este año. 

A toda esa planificación se sumó en estas últimas semanas la aclimatación y elegir el día con buenas condiciones, estudiando con detalles las previsiones meteorológicas para intentar evitar el viento, y así poder llevar a cabo el reto. Ahora, una vez reposados, los ecuatorianos nos cuentan un poco cómo ha sido toda esta aventura: 

"Venimos acá sin conocer mucho la montaña, sabíamos que era una montaña bastante dura, técnica y difícil. Es verdad que jamás la habíamos escogido por la dificultad, sólo queríamos hacer una montaña alta, entre las cinco más altas del planeta. Para nosotros ha sido más difícil alcanzar el presupuesto, hemos quedado bastante apretados economicamente para poder estar aquí. Ya estando aquí todo ha sido una enciclopedia de enseñanzas. Hemos aprendido a tener paciencia, aclimatar, hacer rotaciones, a dormir en campos altos, a sabernos alimentar, a estar 40 días en la montaña. Ha sido sin duda una enseñanza increíble. 

También el récord, haber hecho nuestro primer ocho mil en modo velocidad; rompiendo una plusmarca, y no sólo en ascenso, sino ser los primeros en subir y bajar al base non-stop, sin descansar en ningun campamento, nos llena de orgullo y de motivación. Y creemos que nos puede ayudar mucho de cara a poder afrontar los próximos retos, el Everest y el K2, año seguido cada uno, y conseguir auspicio. 

Desafiar los 8000 metros sin oxígeno fue de lo más complicado, pero estamos muy felices de estar de nuevo en el campamento y de que todo haya salido perfecto y con una sonrisa que durará mucho tiempo

Ha sido un camino muy bonito hasta llegar acá. Todo lo que hemos hecho antes nos ha ido encaminando a los Himalayas, que siempre teníamos en nuestra mente. Nuestras montañas en Sudamerica, nuestros proyectos y retos, sin duda nos han ayudado mucho para poder encarar este proyecto. Llegar al Makalu después de mucho tiempo de haber soñado con él no ha sido fácil por la aclimatación, de ver cómo se comportaba nuestro cuerpo, así que sin duda ha sido gran escuela de preparación. 

El día del récord nos sentimos súper bien, fuimos conservadores, habíamos planificado muy bien la metererología, el ritmo que debíamos tener para llegar bien a los 7000 y 8000 metros. Pero las cosas no dieron como queríamos, ya que el viento alcanzó en algunas partes rafagas de 50-60km/h y estuvo nublado, asi que tuvimos que abrir huella, luchar contra el viento, el frío y también nuestras mentes pensando si era peligroso lo que estábamos haciendo. Pero creo que trabajar en equipo marco la diferencia para conseguir este reto bien. Y fue bonito ver como el Makalu nos recibió con poco viento y sol para difrutar de su cumbre. 

Ha sido sin duda uno de los retos más emotivos para los dos, lloramos como niños. Y aunque quizás hemos hecho cosas mucho más complejas, esta aventura ha sido una de las más felices, y creo que es en parte por todo lo que hemos trabajado hasta aquí, por eso fue una felicidad tan plena.

El descenso fue muy duro, no consiguimos hacerla corriendo como habíamos pensado, arrastrabamos problemas estomacalas, íbamos muy cansados, agotamiento al máximo. Es interesante como son los 8000, lo sientes no sólo en el cuerpo también en la mente.