Ya lo dijo Saga Rueda, corredor argentino, antes de empezar todo el evento de Ushuaia by UTMB: Cuando corres en el Fin del Mundo, sientes que cada paso que das, está por terminarse el mundo. 35, 50, 70 y 130 kilómetros eran las distancias con las que nos teníamos que medir en pleno desarrollo de la primera gran nevada de la temporada en Ushuaia, la ciudad más al sur del mundo, donde cerca de mil corredores de más de 20 países diferentes íbamos a darlo todo en cada una de las zancadas desde la línea de salida hasta la línea de meta.
En los briefings, Daniel Catania, director técnico de la carrera, hombre con experiencia organizando y viviendo expediciones en la misma Antártida, nos contaba cómo de duro iba a ser todo, por el clima que se venía encima y que ya hizo que se buscara un plan B, el nuevo plan A, sin los pasos por Cinco Hermanos ni el Cerro Le Clochet por la nieve acumulada en horas previas. Las distancias se mantenían con nuevos trazados y menor altimetría pero ello no supuso que disminuyera la dificultad del evento puesto que, desde la salida de todas y cada una de las distancias nevaba o alternaba con lluvia para un total de más de 27h de agua constante en carrera.
Con la mente puesta en la vecina Ultra Fiord que tuvo que ser suspendida por las inclemencias climatológicas, todos y cada uno de los participantes salimos a darlo todo, a disfrutar del Fin del Mundo en busca de la épica, de estar nuevamente cerca del imposible retándonos entre kilómetros de fango, la tan temida turba, que viene a ser como correr en una esponja empapada que de vez en cuando se quiere tragar tu zapatilla sin hacer distinción de la marca que uses.
Subidas que empezaban a pedir ayuda de crampones en el Paso del Bonete y que a causa de esto mismo, tuvo que ser cortado el ascenso para prevenir cualquier tipo de desgracia, ya que los vientos y la nevada se hacían cada vez más intensos e imposibles. Buen movimiento, de la organización, todo sea dicho, velando por nuestra seguridad siempre que la cosa se puso fea, que fueron varios tramos.
Caía la noche y se encara la última subida, el Cerro del Medio, en la propia ciudad de Ushuaia y que, tras salir de otro bosque lleno de fango, nos llevaba por un tramo que acumulaba espesores de más de 40 cm de nieve, cosa que, cuando llegué a meta un rato más tarde, me comunicaban que también había sido neutralizado por la evidente dificultad y es que la ventisca en la cima de la montaña, era realmente densa. Tened en cuenta que, aunque sean montañas que no superen los mil metros, al estar tan cerca del Polo Sur, las condiciones a partir de los 600 metros pueden ser perfectamente comparables a los 4.000 metros de los Alpes por donde discurre la UTMB original que vino a expandir territorio hasta la ciudad más austral del mundo.
En una coctelera explosiva se metieron componentes de dificultad importante como es la orografía de una zona tan poco explorada, las condiciones climáticas adversas y duras, los kilómetros acumulados y una sensación clara: se corre como se entrena. Y es que si no se entrena en condiciones en ocasiones tan fuera de la llamada zona de confort, correr por lugares que se salen por tanto, de lo más común, puede convertirse en una auténtica trampa.
Ushuaia by UTMB 2019 ha sido una experiencia de esas que no ha dejado a nadie indiferente y que dará que hablar largo y tendido. Pero qué otra cosa podíamos pedir de correr, literalmente, en El Fin del Mundo.
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