La tercera etapa nos ha llevado, o mejor dicho nos ha traído, hasta Austria. Salíamos desde Alemania, Ruhpolding y tras 37 kilómetros y 2.200 metros de desnivel positivo (siempre positifo), hemos arribado a Lofer (Austria). No nos preguntéis dónde hemos hecho el cambio de país, ni lo sabemos ni nos importa. Las montañas y el trail no entienden de fronteras ni de límites. Algo que nos encanta de las carreras por etapas y en línea es sentir cómo nos movemos de forma semi autónoma por el mundo, cómo por nuestros propios medios naturales, nuestras piernas y también nuestro esfuerzo mental conseguimos superar fronteras, límites, desniveles y cruzar cadenas montañosas. Aquí nadie entiende de banderas, países y demás ideas políticas, incluso el idioma no es barrera insalvable ya que entre rusos, ingleses, españoles, franceses, italianos, alemanes... nos entendemos en un idioma universal, gestos, sonrisas, palmaditas en la espalda son más que significativos. Mañana volveremos a entrar en Alemania en la última etapa.
Hoy sí que ha sido un día duro, vamos aumentando los kilómetros y con ello también el tiempo de carrera, el cansancio va haciendo de las suyas y cuando te levantas por la mañana no puedes pensar en correr ni un metro, pero te consuelas pensando que el resto de compañeros de carrera están en las mismas condiciones de fatiga que tú. De salida nos adentrábamos en un estrecho cañón por el fondo de un río y en tan sólo 5 kilómetros comenzaba el plato fuerte del día, al menos sobre el mapa, en 4 km hemos salvado 1.000 m de desnivel positivo, a gatas en algunos casos, la pendiente no daba para más. Arriba las vistas eran hoy sencillamente espectaculares, el cielo azul se dejaba rozar por las aristas calizas de estas montañas alpinas y el espíritu se congratulaba con ese momento verdaderamente emocionante que sienta mejor que cualquier isotónico o recuperador.
La segunda parte no ha sido tan suave como esperábamos ya que se ha repetido el mismo desnivel positivo en los últimos 15 km, otros 1.000 m para el saco y además hasta el final no nos han dejado divertirnos con la bajada ya que sólo han sido 3 kilómetros de descenso hasta la meta, y además con unas escaleritas muy ricas que nos han acabado de dejar los cuádriceps para talleres. Hablando de talleres, Elena hoy se ha dado un masajito que le ha sabido muy rico, ¡mañana se sale!
Trail sin Fronteras...
Crónica de la tercera etapa de la Salomon 4 Trails
