SI QUIERES RECIBIR LA ACTUALIDAD DEL MUNDO DE TRAIL RUN EN WHATSAPP, PINCHA AQUÍ.
🛎 Y no te olvides de activar las notificaciones 😉
En España vivimos una fiebre por las largas distancias. Nos encantan los maratones de montaña y los ultra-trails, pruebas en las que estamos corriendo durante muchas horas y para las que se necesita una preparación que requiere de gran esfuerzo y tiempo. Durante todas esas sesiones de entrenamiento nuestro organismo sufre determinadas adaptaciones orgánicas.
▪ Nuestra eficiencia cardíaca mejora al aumentar el tamaño de nuestro corazón, lo que repercute en un descenso de las pulsaciones para realizar un mismo esfuerzo muscular. Si el corazón es más grande tiene que latir menos veces para bombear la misma cantidad de sangre para oxigenar nuestros músculos.
▪ La capacidad pulmonar también aumenta, gracias a una mayor resistencia de los músculos que intervienen en el proceso respiratorio: diafragma, intercostales, etc.
▪ Optimizamos el consumo de grasas, pues el organismo empieza a tirar de los ácidos grasos de forma más prematura y en mayores cantidades.
▪ Se incrementa la vascularización muscular con la creación de nuevas redes de capilares sanguíneos que desembocan en el músculo. La oxigenación se mejora.
▪ Aumentamos la capacidad del organismo de almacenar glucógeno, algo importantísimo para el rendimiento muscular, ya que de lo contrario podríamos sufrir las clásicas “pájaras".
▪ El número de fibras lentas del músculo aumentan, y eso nos otorga una mayor resistencia y eficiencia en esfuerzos prolongados como las maratones de montaña y las pruebas de ultra trail.
▪ El umbral aeróbico mejora progresivamente con el volumen de entrenamiento que llevamos, lo que nos permitirá ser más resistentes y correr más cómodos en esfuerzos de larga duración.
▪ Las mitocondrias mejoran su actividad en las células de los músculos, lugar en el que se produce la “combustión" de la energía que necesitamos para hacer ejercicio físico.