Ya llevo mucho en esto de correr por el monte y ya son muchas las veces que he oído decir con orgullo: "Yo corro la larga". Y otros, con el morro más pequeño: "Nada, yo la cortita". Como si fuera casi una vergüenza no pasear tu alma 18 horas por el monte.
Los años me han enseñado que esto son etapas, igual que hubo un tiempo que merendaba maratones y hacía dos ultras al año. Ahora me encuentro en una fase que no me apetece correr largo, quiero distancias de 15-20 y dedicar más tiempo a otras actividades.
Esto sin perder el respeto a los kilómetros. En medias maratones se sufre si se quiere hacer bien, y se "malsufre" si te has presentado pensando que sólo es poner un pie detrás de otro. ("Total, si es la corta").
He corrido este fin de semana el Trail de Alquezar, y eso de "la corta" no se regala. 18k hay que hacerlos y entrenarlos. Sobretodo cuando yo el domingo en el km 15 ya pedía la hora porque me había apretado demasiado al principio. En lo que sufres y no, te das cuenta que 20km dan para sacar buenos recorridos. En este en concreto hace un cierre de recorrido precioso admirando Alquezar y haciendo la ruta de las pasarelas sobre el Vero.
A las "cortas" se va con orgullo porque es lo que te apetece. Igual que beber una copa de Rosado cuando soportas que te digan que es vino de "chicas". (Ahí la corta es la neurona del que habla). Igual de orgullo cuando bebes agua al terminar una carrera porque lo del alcohol no te apetece. La presión social cada día me da más igual, bebo agua de Guara, me tomo mi copa de Rosado y estaré corriendo las "cortas" mientras me sigan llevando a sitios tan espectaculares como Alquezar.
Si este finde corres la Salomon Mitja Pirineu 21k ya sabes, cabeza alta que te vas a merendar 1.400 positivos.