La temporada de trail entra en su parte mollar. Buen tiempo, días largos y los correderos, trochas y caminos en magníficas condiciones después de un invierno y de una primavera más lluviosa de lo normal. Hay humedales y torrenteras que hacía tiempo no se veían. Personalmente, tengo detectadas la última semana de mayo y primera de junio como las más "reventonas" a nivel paisajístico. Y después de no haber podido correr por las campas durante las vacaciones de Semana Santa, por los aguaceros casi constantes, tomar posesión de los caminos con tanta exuberancia vegetal es como quitar el precinto al paisaje.
En algún caso, esta sensación es literal. Dentro de la recuperación de caminos naturales que está llevando a cabo el Ministerio de Agricultura, le toca el turno a un tramo del camino natural del Júcar.
Casualmente, el tramo pasa a doscientos metros de la puerta de casa, como si fuera hecho de encargo por este humilde corredor. La cartelería está lista y el camino marcado para trotarlo en un sentido o en otro. Catorce kilómetros de media montaña, para ir o venir del pueblo más cercano, darse la vuelta a la mitad o empalmarlo con otros recorridos. Cuando todo esté marcado, un trail runner podría ir desde el nacimiento del Júcar hasta la desembocadura del rio, en Cullera, sin perderse y con una buena infraestructura a su paso.
548 kilómetros balizados de los que la mitad ya están en condiciones de ser corridos gracias a los tracks y a la abundante información de la web de Caminos Naturales.
He aquí una modalidad de trail alejada de la competición tradicional pero que ofrece numerosos alicientes. Correr por etapas sin estar bajo el auspicio de una organización
requiere una logística, una planificación y una responsabilidad que también forma parte de la aventura y que da al trail runner una enorme libertad y autonomía.
Los caminos naturales suelen estar divididos en etapas de un kilometraje asumible como para poder trotar durante varias jornadas sin llegar a la extenuación. Normalmente unen núcleos urbanos y tienen fuentes, descansaderos y miradores que facilitan el encuentro con quien nos haga la asistencia o incluso una posible retirada si es necesario.
En el tramo del Júcar que ya está balizado se pasan veinticinco poblaciones de la serranía conquense y podría realizarse en doce etapas. Se puede estirar o encoger el track a voluntad y marcar puntos de salida y de llegada según la conveniencia de cada cual.
Quien busque un trail running más contemplativo que competitivo, pero sin bajar la exigencia de una actividad ya de por sí intensa tiene opciones de sobra más allá de apuntarse a las travesías habituales del calendario.
Hay herramientas y terreno para fabricarse un trail propio. No se trata de competir con pruebas consolidadas ni con recorridos que, fuera del paraguas de una organización, serían inasumibles. Pero sí de aprovechar lo mucho que tenemos en un terreno privilegiado como el de España y pensar que hay más trail que la competición, donde un determinado tipo de corredor puede sentir que no está exactamente en el sitio que creía.
Uno cuenta los días para tomar un descanso laboral y desempaquetar esos catorce kilómetros que alguien ha decidido dejar en la puerta de casa a modo de regalo. Y, algún día, quién sabe, correr hasta el Mediterráneo.