Muchos habréis sufrido alguna vez la desagradable visita de la “pájara”: un bajón físico acompañado de un fuerte descenso del rendimiento, disminución de los reflejos, alteraciones de la visión y de la audición, acompañados de un hambre feroz…
Todos estos síntomas son resultado de una bajada de glucosa debido a un esfuerzo prolongado que tira de los depósitos de glucógeno de tu cuerpo y te deja sin reservas y energía. La glucosa se almacena en forma de glucógeno tanto en el hígado como en los músculos. El hígado va liberando la glucosa a la sangre según se necesita.
El sistema circulatorio reparte la glucosa por los músculos y por el cerebro, que la van consumiendo para obtener la energía necesaria, con la particularidad de que el cerebro consume sólo glucosa, mientras que los músculos también pueden consumir grasa y hasta proteínas para obtener energía, pueden “tirar” de sus propias reservas. Cuando la glucosa va agotándose, el cerebro lo acusa pronto, y las órdenes que da pueden sufrir alteraciones: esa visión o audición alteradas, mareos, etc.
¿Cómo evitar la “pájara”? Pues simplemente rellenando esos depósitos de energía lo más rápidamente posible aportando hidratos de carbono al organismo y bombas energéticas de asimilación rápida: zumos, barritas energéticas… Para evitarla, es importante prevenirla comiendo algo cada cierto tiempo (una hora), y una buena cena previa a la actividad, rica en hidratos de carbono, va a llenar tus depósitos.
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