Crónicas

Trail Costa Quebrada 2019

Más que una línea de costa es un parque de aventuras para la vista y el trail running

Luis Arribas

4 minutos

Trail Costa Quebrada 2019, por Luis Arribas

Estuvimos disfrutando de una carrera con dos escenarios, jamás mezclados con tan buen tino y en tan poco espacio. Las cumbres, los pastos y los acantilados del Cantábrico, todo organizado alrededor de la localidad de Liencres (Piélagos, Cantabria). Una carrera para tener en cuenta.

Colgados sobre una pradera desde la que se ve todo el Cantábrico, casi hasta donde los ingleses, hay tres tipos vestidos como en la película Braveheart, con las caras pintadas de azul y aporreándonos con espadas de plástico. Nosotros acabamos de coronar el Tolio después de pasar diez minutos escalando a cuatro patas. Arriba suena la fiesta y abajo están las olas que baten la Costa Quebrada. Con estos ingredientes pocas carreras pueden salir mal.

Porque Costa Quebrada es un apelativo a una sección de mar cántabro que recorre desde la capital santanderina hasta la desembocadura del río Pas. Más que una línea de costa es un parque de aventuras para la vista y el trail running. El potente equipo humano que abandera Pablo Criado, el hombre sin límites, ha trazado un bucle que recorre los mejores esquinazos de una costa que se asemeja a una gran tarta de hojaldre a la que un gigante cántabro hubiera metido unas cucharadas y abierto en canal cada capa.

Para muchos viajeros que venimos desde la parte amarilla de la geografía española, la combinación de verdes, azules y yo qué sé cuántos colores más es ya un regalo para la vista. Pues imaginad que además han tenido el buen tino de meter un recorrido de todo eso que nos encanta, correr por el campo, que combina subidas, rocas, olas que baten con fuerza, la banda sonora del mar, las gaviotas (con perdón) y arbolado y el recuerdo de la cena de anoche. Sobre lo que hablaremos al final de todo.

Similar en geología al tramo del flysch vasco de la zona de Zumaia, los pliegues tumbados y partidos por la fuerza del mar de este norte salvaje caen a los pies de prados y pueblos. Es un escenario de primera categoría para que un millar de participantes se inscriban en las dos distancias (14 y 22km). Se puede correr, y bastante, pero también hay espacio para la pelea contra las sendas empinadas y la vegetación de costa que cierra las mismas. Son dos partes muy diferentes a las que la organización te lleva sin posibilidad de queja. Vamos a repasarlas.

El tramo costero.

En una primera se discurre paralelo a la costa por calles y prados que van de cara a Santander capital. Parece mentira que tan cerca de las aglomeraciones urbanas convivan zonas de tanto valor natural, eso sí, muchas veces pataleadas por el crecimiento urbano sin control. Terminado ese primer sector los fórmula uno, este año comandados por el Bikila Walter Becerra y la Santutxu Natalia Gómez, han de reducir marchas porque comienza un sube y baja por la senda costera que bordea los acantilados. Por detrás el pelotón es una fabulosa hilera de colores en la que se inserta a gente del proyecto solidario por la movilidad Arrastrasillas.

De ahí en adelante uno trota por el paraíso de Cantabria. Mientras setenta kilómetros por hora de viento se llevaban nuestra hidratación y las nubes hacia sabe Dios dónde, el bravo mar queda bajo nuestras zancadas. Las playas de San Pedro del Mar, San Juan de la Canal, Covachos, los urros, esas formaciones de roca aisladas metidas agua adentro, la playa de Arnía, de Portio y de Somocuevas, pisamos con mimo el límite entre el paseo y la locura deportiva y vamos parando (no todo el mundo, ojo) a deleitarnos con los paisajes y la animación al paso por las localidades costeras. El punto de fin de fiesta es el pinar de las dunas de Liencres, en el que abandonamos el medio marítimo para comenzar a ascender al territorio de los prados.

La montaña.

La perspectiva es diferente, mucho más parecida a los trails que uno conoce del norte. Vallados delimitando caseríos y que unen vertientes donde solamente las vacas y los corredores de montaña se sienten poderosos. Así que toca encarar varias trampas atravesando laderas de eucalipto y que nos hacen ganar 300 metros en un suspiro. Mejor, en varios suspiros mezclados con maldiciones. A estas alturas solamente suspiran los primeros.

Trasteamos por las traseras de las localidades de Mortera y Boo de Piélagos, ascendemos a la Picota, la cumbre de la zona, y bajamos para encarar la juerga que los grupos de voluntarios de otros clubes y asociaciones vecinales montan en esa subida al Tolio. Los amantes de los desniveles y los kilómetros verticales disfrutan como poco, y dejo claro que escribo en tercera persona. Pero arriba el pitorreo hace que todo se convierta en ánimos positivos y las ganas regresan. Encontramos a unos relajados participantes de la distancia corta que tendrán que inscribirse en la hermana mayor si quieren vivir esa fiesta, ya que acceden a la cumbre por una zona más humana. Y todos vamos descendiendo hacia la meta en la que corre el jamón, las risas y las crónicas personales.

En esta edición Walter Becerra repitió su victoria de 2018 con cuatro minutos de ventaja sobre Jorge Manuel Pérez y Raúl Pérez, siendo más holgada la victoria de la trailera de Santutxu sobre su compañera de club Virginia Pérez, vencedora el pasado año, y la lebaniega Anabel Merino.

El turismo.

Los tríos de podio se preparan para las ceremonias, y mientras las piernas lucen barro y arañazos, la organización hace recuento de un par de tobillos lastimados y las bebidas y el sol hacen de recuperadores. Ha llegado la hora de sentarse a contarlo todo y Cantabria es un peligroso terreno de juego para eso. Los platos son casi tan duros de conquistar como las sendas.

Tenemos un menú atractivo al alcance de todos. Accesos sencillos por cualquier flanco del territorio nacional, una batería amplia de alojamiento para acoger al corredor y planes suficientes para el turismo de gastronomía y de paisajes de ensueño. No cabe duda que merece la pena inscribirse en alguna de las dos distancias de este Trail Costa Quebrada. Y yo ya tengo mi favorita. Descubre la tuya.