Cuando eliges correr una carrera por etapas hay muchas cosas a tener en cuenta, cómo preparársela, cómo gestionar los kilómetros y el desnivel en cada una de las jornadas y saber hacer una buena recuperación para ponerse en marcha al día siguiente. Y no sólo eso, también gestionar si es con asistencia, semiautosuficiencia y en autosuficiencia.
En la Everest Trail Race (ETR), que este año se celebra del 11 al 23 noviembre de 2024, se suma además la altura a la que se corre y la altura a la que se encuentran los campamentos donde pasar cada una de las noches. Estamos hablando de estar en varias ocasiones a 4.000 o más metros de altitud. Y, por supuesto, esto hay que entrenarlo y, aún así, no sabes cómo va a responder tu cuerpo ante tal esfuerzo físico, cómo te sentará la comida, si podrás o no descansar bien, pueden surgir mareos o dificultad de para respirar con normalidad a partir de los 3.000 metros.
La ETR es una de las carreras más duras del mundo por todos esos aspectos, los kilómetros (las etapas van entre los 22 y 37 kilómetros), el desnivel positivo de unos 14.000 metros, la altitud, también el frío por la noche y el peso de una mochila que puede llegar a pesar máximo a los 7 kilos. Todo ello endurecen esta prueba. Sin embargo, esa dureza se ve compensada por la belleza salvaje del Himalaya, el intercambio cultural y convivencia con sus gentes. Una belleza traducida en la vista al Everest, Lhotse, Ama Dablam, Kangtega, Kongde o Tamserku.
Sobre el material y hablaremos en otro capítulo el próximo mes, cuál es el material obligatorio, cual el recomendable, con cuál debes de cargar durante las etapas, etc. Ahora lo importante es haber sabido una buena planificación de entrenamientos, haber probado todo, no sólo correr, también la mochila que usaremos, las zapatillas con las que correremos, qué comeremos y beberemos. En la ETR hay que dejar poco para la improvisación, de eso se ocupa los regalos que te de el trazado con su belleza natural y cultural.
Además de toda esa preparación física a la que aconsejamos también entrenamientos en altitud o de hipoxia, el descanso y la recuperación es fundamental. Especialmente durante el desarrollo de las etapas. Hay que intentar ser un poco metódico en esto, saber gestionar las fuerzas desde el inicio de la carrera, terminar la carrera y llegar al campamento, descansar y comer bien, ya que lanzarse desde el primer día fuego puede ser contraproducente para el resto de los días. Cuando terminas una etapa, lo primordial es comer bien y descansar lo máximo posible, para poder al día siguiente y al siguiente ponerse de nuevo el dorsal y seguir disfrutando de la aventura. Una buena recuperación es la clave para terminar las seis etapas de la ETR.
Hemos hablado con varios corredores que han participado, e incluso, ganado la ETR y estos son algunos de sus consejos:
ANNA COMET: “Es una experiencia única, muy única. He competido por todo el mundo y no soy de repetir, a ETR he vuelto 3 veces. El paisaje, la gente, la organización, el lugar, todo es único. Es dura por la altura y por los desniveles, pero con una buena preparación con tiempo es asequible y es una carrera que no te deja indiferente, hay un antes y un después muy marcados”.
DEPA: “La ETR es una carrera por etapas y como para cualquier prueba de este tipo lo más importante es pensar en que hay que llegar con fuerzas y ganas a las últimas etapas para ello es fundamental descansar bien después de cada día, ir bien hidratados y reponer fuerzas justo al terminar cada jornada. ETR tiene además dos particularidades importantes, una de ellas es la altitud a la que se compite, circunstancia esta que marca también el factor de recuperación y también que ha de determinar mucho la hidratación durante y después; otro factor, para mí muy determinante es el de la temperatura, normalmente durante la noche el termómetro bajo mucho, incluso por debajo de los cero grados por lo que hay que limitar al máximo posible la pérdida de temperatura corporal. Hay que llevar buena ropa técnica, de abrigo, no hay que escatimar en un buen saco de dormir, primando quizá la ligereza frente al confort, las noches en altura son difíciles de asumir y complican bastante el descanso como para añadir el factor frío”.