El dorsal 44 en el pecho. Un piercing de aro en la nariz. La coleta al viento. Sheila avanza sonriente por el mágico paso de Sancti Spiritu. Hace solo dos años estaba allí animando a los demás. Hoy va en posiciones de podio. Su vida deportiva está a punto de dar un giro radical pero no le tiemblan las piernas. Llega a Zegama en tercera posición y el sueño se hace realidad. Acaba de nacer una estrella del trail. Su nombre: Sheila Avilés.
Preséntate al mundo. ¿Quién es Sheila Avilés?
Tengo 23 años y durante toda la vida he hecho atletismo en pista, campo a través, 3.000 obstáculos, 5.000… Y también lanzamiento de jabalina, fui varias veces campeona de Cataluña y subcampeona de España. No tenía nada que ver con correr en pista, iba en contra de todo el mundo, fue gracioso, hacía cross en invierno y jabalina en verano, la gente no entendía nada. Y ya hace tres años descubrí el mundo de la montaña y empecé poco a poco haciendo carreras, primero las típicas de pueblo. Al año siguiente ya competí en las SkyRunner National Series, fui segunda por detrás de Oihana Kortazar, y en mi tercer año decidí que quería competir contra las mejores e hice algunas carreras de Copa del Mundo. Quedé undécima.
Y de repente este fin de semana te ves haciendo podio en Zegama. ¿Ibas con esas expectativas tan altas?
¡No, no, no! Para mi entrar en el top-10 de chicas ya era hacer una buena carrera, pero este año me he puesto a entrenar más en serio, me noto un salto de calidad respecto al año pasado. Dejé el trabajo que tenía y estoy apostando más por el deporte, en parte también gracias a que me fichó el equipo Buff. Pero para que te hagas una idea, el año pasado Maite me sacaba 20 o 30 minutos en las carreras. Yo pensaba en entrar entre las diez primeras, con eso estaría satisfecha, pero hacer podio fue una sorpresa también para mí.
¿Cómo fue tu estrategia de carrera: saliste a morir, fuiste reservona…?
Realmente era mi primer maratón y quería acabar con buenas sensaciones. No tenía claro cómo controlaría eso, y por eso salí muy progresiva. Al principio iba la 6ª o 7ª, al lado de Emelie. Me di cuenta de que ella no iba bien y entonces decidí engancharme con la francesa, fuimos muy juntas, tirando las dos y adelantando posiciones. La gente me ayudó mucho, tanto por los ánimos como por las referencias que me daban. Me decían continuamente que tenía el podio muy cerca, pero no quería creérmelo porque ya sabes que en las carreras la gente te dice que estás a 2 minutos y luego realmente son 4 o 5. Así que decidí hacer mi carrera y al final fui tercera.
Pero, ¿en qué momento ya tu cabeza empieza a asimilar que eres tercera y que tenías que defender ese puesto hasta la meta?
Fue a partir del kilómetro 30, ahí ya tenía la certeza de que iba tercera, pero al ir todas tan juntas yo no sabía a qué distancia tenía a las rivales que me perseguían. Por tanto, decidí apretar al máximo todo lo que pude en la bajada hasta llegar a Zegama.
Ya en esos últimos kilómetros, ¿no te entró ese vértigo de saber que ibas hacer algo muy grande?
La verdad es que no quise creérmelo hasta que prácticamente entré en el pueblo. Como íbamos muy juntas, sabía que podían venir y cogerme en cualquier momento. Iba pensando que llegue en la posición que llegue ya iba a estar muy satisfecha con mi carrera. Disfruté muchísimo en los últimos kilómetros y si veis el vídeo, en mi entrada a Zegama os fijaréis en que no podía creérmelo… me llevé las manos a la cabeza.
¿Cómo fue el lunes siguiente?
Cuando me desperté empecé a interiorizar lo que había hecho, porque todavía estaba un poco en shock. Me sentí muy arropada por todos, recibí muchas llamadas, felicitaciones de gente que me ha seguido desde el principio, de mi entorno más cercano… salía humo del móvil jajaja.
¿Este podio en Zegama te añade presión en las carreras a partir de ahora?
No creo. Sé que las condiciones que salieron ese día fueron muy favorables para mí, se pudo correr bien y eso me ayudó, pero ya está. Voy a disfrutar de esto, a seguir trabajando y todavía me queda mucho por mejorar. No quiero que esto me suponga un extra de presión, cada carrera es un mundo y mi tercer puesto aquí no significa que en la próxima vaya a estar arriba. Lo que quiero es mejorar como atleta.
¿Te han salido ‘novios comerciales’ en estos días?
Jajajaja, de momento no, pero estoy contenta con lo que tengo, que es bastante y estoy muy agradecida.
¿Cómo es esa subida mágica por Sancti Spiritu?
Sinceramente, me emocioné. Yo hace solo dos años fui ahí a animar a los corredores. Te lo explican, te hablan mucho de ello, pero realmente es muy diferente verlo que vivirlo. Cuando estás ahí en medio entre ese pasillo de gente la sensación es increíble, se me pusieron los pelos de punta. Al llegar arriba respiré y pensé: no sé a cuánto me habrán subido las pulsaciones... Sin duda, recomiendo vivirlo a todo corredor que tenga oportunidad.
Sheila, muchas felicidades y a disfrutarlo.
¡Muchas gracias a vosotros!